Header Ads

Henning Mankell, El hombre de la dinamita

El hombre de la dinamita (1973) es la primera novela de Henning Mankell, y, sin embargo, la última publicada en España (Tusquets, 2018). Se trata de una novela breve que ya deja patente la valía de su autor. Y también su compromiso, siempre presente en la vida y la obra de Mankell.
Oskar Johansson (1888 - 1969), dinamitero, nieto de albañil, hijo de vaciador de letrinas, padre de un "director" de lavandería, sufre un gravísimo accidente en 1911 cuando trabaja en la construcción de un túnel para el ferrocarril. Aunque la prensa informa de su muerte, Oskar sobrevive a pesar de sus lesiones (pierde un ojo, una mano, casi todos los dedos de la otra...), se casa, tiene hijos, sigue trabajando como dinamitero hasta su jubilación. Eran tiempos en los que tarde o temprano todo trabajador sufría un accidente o una enfermedad laboral: no es extraño que a su mujer, a la que conoció en una manifestación, no le repugnasen sus lesiones.
Con un estilo conciso, austero, duro y descarnado como Johansson y su vida, el relato en presente del narrador, que conoció a Oskar en la isla en donde éste pasaba los veranos, recoge sus diálogos y sus recuerdos. Los de un hombre que enfrentó una vida difícil con la fuerza que le daban sus convicciones políticas, las del socialismo y la lucha obrera - y la decepción cuando gobiernan los socialistas y las cosas no son como debieran -.

La decadencia más vergonzosa de los socialdemócratas es que han convertido el socialismo en una especie de organización para funcionarios inútiles que se llenan los bolsillos a costa de los trabajadores.

Porque ser socialista es, ante todo, una actitud ética.

La gente está muy sola. Hablan de si su situación económica es buena o mala, hombres o mujeres, hablan de lo que les interesa y se arrastran suplicando compañía. ¿Qué demonios ha sido del socialismo? Entonces estábamos unidos. Pensábamos en cambiar las cosas para todos. era casi como una competición sin competencia. Todos querían dar algo al que caminaba a su lado, aunque apenas lo conociera, eso nunca tuvo importancia. entonces nos alegrábamos cuando venía alguien nuevo, alguien a quien no habíamos visto antes. Ahora, en cambio, la gente se enfada si llega un desconocido. ¿Qué demonios hace aquí? ¿Será una amenaza para mi situación?

Fueron los socialistas, dice Johansson, los que les enseñaron los peligros de darse a la bebida. Los partidos obreros lucharon por la vivienda, por el horario laboral, por el salario, por el voto. La sociedad cambia, y Oskar con ella desde su accidente hasta su muerte. Pero Oskar, nos dice el narrador, habla de cambio, nunca de desarrollo: Oskar siempre ha sido obrero y todo ha cambiado, pero no para los obreros, los obreros forman parte de la sociedad, pero no son quienes generan sus cambios.

El socialismo no es nada extraordinario. Es algo natural, una vez que uno comprende cómo funcionan las cosas. Y entonces, todo lo demás resulta erróneo y extraño. ¿Cabe imaginar algo más ilógico y menos razonable que el capitalismo?

Como decimos, El hombre de la dinamita es una novela breve, que logra la máxima contundencia con las mínimas palabras y que expresa las preocupaciones sociales y políticas que marcaron la obra y la vida del gran escritor sueco Henning Mankell.

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.