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Kent Haruf, Al final de la tarde

Kent Haruf es un maestro a la hora de transmitirnos y conmovernos con los sentimientos más básicos y fundamentales de las relaciones humanas. Lo comprobamos primero en Nosotros en la noche y luego en La canción de la llanura. Ahora Al final de la tarde (2004, Literatura Random House, 2018) - continuación de la anterior - nos trae de nuevo a los hermanos McPheron y sufriremos la muerte de uno de ellos y la readaptación a la vida en solitario del otro. Victoria Roubideaux, sin alejarse de ellos, abandona el hogar de los McPheron para trasladarse con su niñita a la universidad de Fort Collins e iniciar sus estudios, Gurthrie y otros personajes que conocimos en La canción de la llanura vuelven ahora con menos protagonismo porque aparecen nuevos personajes con los que Haruf enriquece su visión panorámica y coral de la triste sociedad de Holt: una mujer con dos hijas pequeñas que se derrumba cuando la abandona el marido, un matrimonio pobre incapaz de sacar adelante a sus hijos que deben ser llevados a un hogar de acogida, un niño huérfano que cuida de su abuelo, una asistente social que debe lidiar con las penurias de los demás, un borracho que maltrata a niños indefensos, mujeres y hombres maduros y solos que buscan calor, compañía, amor, sexo, algo de conversación, alguien con quien acompañar un trago...
La de Haruf es una narrativa social que, con un estilo sencillo - personal e inconfundible -, nos sitúa ante unos hechos y unas vidas tan cotidianas como reales, tan tristes como vulgares, dejando que sea el lector quien cargue de emoción y sentimiento la lectura y los momentos para demorarla acompañando a los personajes en sus pequeñas alegrías y miserias. La vida retratada con una objetividad cálida que nos sitúa ante situaciones como las que cada día nos rodean en la calle, aunque no sean a las que más atención prestamos. El final de la tarde, sin duda, el mejor momento para repasarlas con una sonrisa medio triste, una canción a tono y una cerveza empezando a calentarse.

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