Header Ads

Martin Amis, El libro de Rachel

Martin Amis es uno de los escritores británicos más importantes - y también polémico - de su generación. El libro de Rachel (1973; Anagrama, 1985) fue su primera novela. Su protagonista y narrador, Charles Highway, es un joven que, a punto de cumplir veinte años y abandonar la adolescencia, descubre que aunque se ha acostado con muchas chicas no lo ha hecho con ninguna mujer. Quedan apenas unas horas para su cumpleaños y Charles repasa sus cuadernos y anotaciones. Tiene cuadernos y anotaciones referidas a las personas que conoce y las cosas que le pasan. Así repasa los últimos meses, desde el verano hasta el día de diciembre en que celebra su cumpleaños. De esta manera, conocemos su relación con sus padres, con su hermana y su cuñado - en cuya casa Charles se instala en Londres -, a sus amigos, sus juergas y desfases, sus relaciones sexuales con diversas chicas y, ante todo, su personalidad egocéntrica. Eso sí, con ciertas dosis de humor en el relato. Charles se centra en los dos cuadernos dedicados a Rachel, una chica a la que ha conocido durante el verano - es un mes mayor que él - con la que mantiene una relación distinta - el sexo tardará en llegar - y de la que acaba enamorándose.
El libro de Rachel en la Inglaterra de comienzos de los setenta y durante la revolución sexual debió resultar un libro más o menos escandalizador y divertido. Pero hoy este adolescente egocéntrico, de buena familia que prepara su examen de ingreso en la Universidad de Oxford, obsesionado con follar - lo que hace bastante -, su amigo siempre drogado, su padre adúltero, su hermana, su cuñado y sus discusiones, la papelera de su cuarto rebosante de condones usados - una venérea le fuerza a usarlos - y los granos que le afean la frente siempre en el día más inoportuno, no consiguen engancharnos.
Del extravagante - como casi todos los personajes del libro - profesor que le entrevista para ser admitido en Oxford rescatamos estas palabras referidas al comentario literario del examen de Charles:

Deje de leer libros de crítica, y olvídese de esas paparruchas estructuralistas. Limítese a leer los poemas y averigüe si le gustan o no, y por qué.

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.