Peter Kocan, Aires nuevos
El chico. Ese es nuestro protagonista sin nombre de Aires nuevos (2004; Sajalín, 2014). El chico, de catorce años, llega a la estación central de la ciudad acompañando a una mujer y un niño de siete - su madre y su hermano -; huyen de un padre - ¿quizá padrastro? - maltratador. Poco tiempo después la madre le dice que con lo que ella gana no puede mantenerle, que espabile y busque trabajo. Se olvida decirle, como hiciera la madre de Lázaro de Tormes, que se arrime a los buenos. Así, el chico comienza un recorrido por empleos diversos y cortos en el campo, pasando hambre y durmiendo en la calle o en pensiones infames cuando vuelve a la ciudad sin trabajo. Le acompañan el ejemplo de comportamiento ante la adversidad de Diestl, el oficial alemán protagonista de la película El baile de los malditos (1958), y las fotos de Grace Kelly en las revistas, porque la vida también merece algún momento de dulzura. Y la colección de perdedores que irá recopilando en su derrota.
Estamos, naturalmente, ante una clásica novela de aprendizaje en la que el chico irá conociendo a distintas personas y acabará descubriendo que, en lo bueno y en lo malo, la vida hay que aceptarla como nos toca. Por el camino, cada vez que las cosas le han podido ir bien ha surgido algo inesperado o el chico ha tomado la decisión incorrecta. Hasta la que tomará tras el final abierto que la novela nos ofrece.
El chico es tímido e introvertido, desamparado y desarraigado, ingenuo y de escasos conocimientos. Peter Kocan no consigue - o no lo pretende - que suframos con él (recordemos que ni siquiera tiene nombre; tampoco se precisa el tiempo, pero estamos a principios de los sesenta) sino que le acompañemos como meros espectadores. Pero, sin embargo, lo hacemos queriendo leer sin descanso y saber qué va a ser del pobre chaval.
Peter Kocan, seud. de Peter Raymond Douglas, (Newcastle, Nueva Gales del Sur, 1947) abandonó los estudios a los catorce años, tuvo diversos trabajos en granjas y fábricas, a los diecinueve - víctima de una enfermedad mental - disparó al líder político de la oposición laborista por lo que estuvo encarcelado diez años. En el psiquiátrico se aficionó a la lectura. Inició luego su carrera literaria. Aires nuevos es la única de sus novelas publicada en España. Otro acierto de Sajalín.
Estamos, naturalmente, ante una clásica novela de aprendizaje en la que el chico irá conociendo a distintas personas y acabará descubriendo que, en lo bueno y en lo malo, la vida hay que aceptarla como nos toca. Por el camino, cada vez que las cosas le han podido ir bien ha surgido algo inesperado o el chico ha tomado la decisión incorrecta. Hasta la que tomará tras el final abierto que la novela nos ofrece.
El chico es tímido e introvertido, desamparado y desarraigado, ingenuo y de escasos conocimientos. Peter Kocan no consigue - o no lo pretende - que suframos con él (recordemos que ni siquiera tiene nombre; tampoco se precisa el tiempo, pero estamos a principios de los sesenta) sino que le acompañemos como meros espectadores. Pero, sin embargo, lo hacemos queriendo leer sin descanso y saber qué va a ser del pobre chaval.
Peter Kocan, seud. de Peter Raymond Douglas, (Newcastle, Nueva Gales del Sur, 1947) abandonó los estudios a los catorce años, tuvo diversos trabajos en granjas y fábricas, a los diecinueve - víctima de una enfermedad mental - disparó al líder político de la oposición laborista por lo que estuvo encarcelado diez años. En el psiquiátrico se aficionó a la lectura. Inició luego su carrera literaria. Aires nuevos es la única de sus novelas publicada en España. Otro acierto de Sajalín.
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