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Ivan Doig, Verano en English Creek



Hasta había quien decía que quizá Montana ya había tocado fondo con la Depresión. Los defensores de esta idea iban por ahí diciendo que el año había sido algo más próspero o en cualquier caso menos desesperado que el anterior. Una vara de medir bastante optimista que ignoraba el hecho de que durante años los habitantes de aquellas tierras las habían pasado realmente canutas. Supongo que yo no debo lamentarme por cuestiones de dinero, porque nuestra familia se las apañaba mejor que muchas. Incluso en los peores años, aquellos en los que el Servicio Forestal despidió a varios empleados - o, como solía decirse, los hooverizó - mi padre, el guarda forestal Varick McCaskill, nunca se contó entre ellos. Cierto es que le habían bajado el sueldo un par de veces y sólo Dios sabía si no volvería a ocurrir otra vez. Pero nos las apañábamos. Sin lujos, íbamos tirando".
Otras familias han abandonado el pueblo porque han sido desahuciadas por los bancos. Parece actual, pero es el verano de 1939. Y es Montana. El New Deal intenta sacar al país de la Gran Depresión. Es el verano en el que Jick, el cuatro de septiembre, cumplirá quince años. Un verano único, ¿qué puede haber mejor que tener quince años?:
Aunque yo creo que lo que de verdad me importaba era la vida misma. Aquella situación de tener edad suficiente como para estar casi a punto de todo y ser demasiado joven como para entrar de lleno en el meollo de las cosas".
El verano se inicia la noche de junio en que Alec, el hermano de Jick, cuatro años mayor, que trabaja en un rancho, se presenta a cenar en casa de sus padres para anunciar que en otoño no irá a la universidad - los padres no han escatimado en sacrificios para poder pagarle los estudios - y se casará con su reciente novia. El enfrentamiento - eterno - entre los padres y el hijo que reclama su independencia personal. Durante el verano Jick acompañará a su padre, guardia del Servicio Forestal, en una de sus tareas, el viaje de conteo de cabezas de ganado, vivirá un inolvidable Cuatro de Julio (la fiesta nacional de Estados Unidos), trabajará en la siega del heno en las tierras de su tío Pete, presenciará la lucha contra un incendio forestal, descubrirá antiguos secretos del pasado familiar y que la vida es más complicada de lo que quisiéramos, que nos desengaña a cada paso, que las cosas nunca salen como pretendemos...
El verano en que empecé a preguntarme si alguna vez las cosas terminan como uno espera".
El verano acaba el uno de septiembre; en Europa ha empezado otra guerra.
En el cuarto, último y breve, capítulo de Verano en English Creek, Jick, que narra aquel verano casi cuarenta años más tarde, repasa qué ha sido de los distintos personajes desde entonces. El hermano que se alistó tras Pearl Harbor y murió en el frente en 1942 sin haber vuelto a hablar con su familia desde el verano del 39, la muerte del padre, recién jubilado, de un repentino ataque al corazón, la amable vejez de su madre... Las duras jugadas que la vida nos guarda a cada paso. Por esta parte Verano en English Creek es una magnífica y conmovedora novela de iniciación, Jick un chico entrañable, y también los demás personajes... pero Verano en English Creek es también un monumento a Montana. Y como todo monumento, pétreo. Montana es en 1939 un territorio casi recién colonizado; los primeros colonos llegaron unas décadas antes, apenas una o dos generaciones antes. English Creek pretende homenajear a aquellos colonos - los pioneros, y los ganaderos, los agricultores y los forestales de 1939 - y a la naturaleza impresionante de aquellas tierras. La consecuencia es un ritmo lento y denso que nos lleva a una lectura lenta que exige del lector tiempo y paciencia.
Ivan Doig es uno de esos interesantes escritores que conocemos gracias a Libros del Asteroide, que nos lo presentó en 2011 con la maravillosa Una temporada para silbar y en 2013 nos trajo Verano en English Creek, que Doig publicó en 1984.

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