Ivan Doig, Una temporada para silbar
Una escuela unitaria. |
En 1957, cuando la Unión Soviética toma la cabeza en la carrera espacial poniendo en órbita el Sputnik, Paul Milliron es Inspector de Educación y se le ha encomendado, de acuerdo con los nuevos planes gubernamentales, la labor de clausurar las escuelas rurales de Montana. Con esta misión llega a la casa, ahora abandonada, en la que se crió. Acude entonces a su memoria el curso de 1909 – 10, cuando tenía trece años, que resultó trascendental en su vida. Su padre, recientemente viudo, con tres hijos - de los que Paul es el mayor –, decide contratar un ama de llaves que ponga un poco de orden en la casa. La llegada al pueblo de Rose, esta ama de llaves, y de su hermano Morrie, al que pronto el destino convertirá en el nuevo maestro, personajes extravagantes en el mundo de los colonos, cambiará la vida de todos para siempre en aquel año – pasa una vez en la vida – en el que el cometa Halley cruzó los cielos de Montana.
Los recuerdos de Paul nos trasladan a la vida, a principios del siglo XX, cuando en los caminos las carretas se cruzan con los primeros Ford T, de los colonos del Oeste americano, que lo dejaron todo, o huyeron de su pasado, buscando una vida si no mejor al menos distinta, convirtiéndose en agricultores de secano o cazadores de lobos. Y nos llevan también a la vida en las escuelas unitarias – como aquella en la que Paul se educó y a la que debe lo que es, como esas que ahora debe cerrar – en las que un maestro enseñaba cada mañana a niños de ocho cursos distintos en un mismo aula. A principios del siglo XX la mitad de los niños estadounidenses asistían a este tipo de escuelas. En 1910 la enseñanza ya era obligatoria hasta los catorce o dieciséis años en treinta Estados.
Una temporada para silbar constituye uno de esos relatos en los que al lector le resulta tierno acompañar al protagonista en sus vicisitudes. Una novela bien construida cuya lectura entrañable nos habla también del valor de los secretos y de la importancia de saber guardarlos.
Ivan Doig, nacido en Montana en 1939, es autor de una decena de novelas, todas ambientadas en el Oeste, especialmente en Montana, de las que Una temporada para silbar (2006) y Verano en English Creek (1984) – Libros del Asteroide, 2011 y 2013 respectivamente – son las únicas traducidas al castellano.
Tenéis aquí el comienzo de la novela.
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