Quique Peinado, Futbolistas de izquierdas
Caszely, con 19 años y todavía sin su característico bigote, portada de la revista Estadio en abril de 1969. |
Pero poco más. La verdad es que el libro decepciona al lector y, exagerando, podría pensarse que hubiera sido más adecuado titularlo "Futbolistas del entorno de ETA y otras historias". Se dice en el comienzo del libro que:
Algún espabilado, que siempre tiene que haber alguno con estudios, habrá reparado en que aquí no sale Diego Maradona, Jorge Valdano o Eric Cantona. No, no aparecen. (...) Tal vez que hablara un poco más de César Luis Menotti (...) de Joaquín Sierra Vallejo "Quino" (...) También echaréis de menos a Paul Breitner".
Efectivamente, Futbolistas de izquierdas no habla de ninguno de ellos. De Breitner, se deduce que por una manía personal del autor, de Quino o Pablo Infante porque no le concedieron una entrevista - argumento que se viene abajo cuando el libro habla de Vicente del Bosque u Oleguer Presas que tampoco se la concedieron -, las ausencias de Menotti, Maradona, Valdano o Cantona ni siquiera se justifican. Eso sí, se llama "espabilado" al que note la falta. A la vista del contenido del libro, se trata de ausencias totalmente injustificadas. Quizá para compensar se habla de David Villa; no porque Villa se haya manifestado nunca de derechas o de izquierdas, sino porque es de izquierdas su mejor amigo del colegio o quizá porque cómo hablar de izquierdas y no citar la cuenca minera asturiana.
Eso sí, no falta en Futbolistas de izquierdas la acción más mítica y heroica. La del ejemplo de valor y dignidad de Carlos Caszely, el jugador más importante de la historia de Chile, que, con sólo veinticuatro años (que para estas cosas también importa la edad), en una audiencia previa al Mundial de Alemania 74, le negó la mano y el saludo al General Pinochet. Apenas unos meses después del golpe de Estado. Caszely salió de Chile y jugó en el Levante y triunfó en el Español de Barcelona. Su madre fue torturada, pero Caszely no lo hizo público hasta 1988.
Un libro que no es de ficción y sí fruto de un trabajo de información, investigación y documentación - más allá de su condición divulgativa - debe caracterizarse por el rigor. Sin embargo, en Futbolistas de izquierdas hay demasiado errores históricos de sencilla comprobación y corrección; Tolstoi y Dostoievski no son escritores soviéticos, la Liga de Fútbol Profesional no existía en 1953, durante la celebración del Mundial de Argentina el Papa no era Juan Pablo II, ni siquiera Juan Pablo I, en 1976 la policía todavía era Armada y no Nacional y Fraga era ministro de Gobernación y no de Interior... En este sentido, llama la atención que la única nota a pie de página del libro aparezca en el epílogo del diputado Alberto Garzón.
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