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Alice McDermott, La novena hora

Melissa A. Benson, Monjas en la nieve. Nueva York, 1946.

El sufrimiento - dijo - no oculta la naturaleza verdadera de una persona, sino que la revela.

Ocurre en ocasiones que vivimos ignorando secretos trascendentales de nuestra propia vida - incluso llegamos a la tumba en su ignorancia - y, sin embargo, los conocen bien quienes nos rodean. Es el caso de Sally, que no supo nunca que la muerte de su padre, unos meses antes de que ella naciera, fue un suicidio. Así lo rememoran, muchos años más tarde, sus hijos, ya ancianos, en el relato de La novena hora (2017; Libros del Asteroide, 2018).
En Brooklyn a comienzos del siglo XX Jim, un empleado irlandés de los ferrocarriles, hombre vago y de poco espíritu, se suicida dejando viuda a su joven, enamorada y embarazada esposa, Annie. Enseguida se hace cargo de la situación la hermana St. Saviour, de las Hermanitas Enfermeras de los Pobres, que con diligencia intenta enterrar a Jim en sagrado antes de que trascienda la causa de la muerte. Porque, mientras los pobres no pueden ocultar la verdad,

Los ricos pueden conseguir que salga en los periódicos lo que quiera que les interese.

Las hermanitas darán empleo a Annie en la lavandería del convento y en ese entorno crecerá su hija Sally. Por lo que es natural que a los dieciocho años crea tener vocación de monja y decida ingresar en la sede de la congregación en Chicago. Pero le bastará el viaje en tren - atroz e iniciático - para comprender que no está hecha para afrontar a diario los horrores y mezquindades del mundo y de las personas y para, según llega, sacar un billete de regreso a casa. En Brooklyn le espera alguna otra decepción; así es la vida al llegar a la vida adulta.
La hora novena de la liturgia canónica - las tres de la tarde - representa aquella en la que Cristo murió en la cruz. La novena hora, impecable en su construcción narrativa, es una novela protagonizada por mujeres. Mujeres como Annie que debe enfrentar la pobreza, la viudez y el cuidado de una hija, mujeres como Sally que crece y debe enfrentarse a la realidad, mujeres como las hermanas St. Saviour, Jeanne, Lucy e Iluminata que nunca dudan en primar lo humano ante lo divino y optan por ignorar, tapar o incluso cometer pecados si ello contribuye a mejorar la vida de las mujeres pobres y enfermas de las que se ocupan. Porque tienen claro lo que es justo puesto que Dios otorga de manera innata el ser humano el concepto de justicia (cualquier niño sabe qué es justo sin que nadie se lo enseñe) y porque

En sus treinta y siete años de vida en aquella ciudad, la hermana había trabado relaciones de amistad con diversas personas que podían eludir las numerosas reglas y reglamentos - las reglas eclesiásticas y las civiles que la hermana Miriam llamaba las reglas de la sociedad educada - que complicaban la vida de las mujeres: las mujeres católicas en particular y las mujeres pobres en general.

Mujeres que ayudan a mujeres porque tienen clara la condición femenina:

La hermana Lucy dijo que la vida de una mujer era un sacrificio sangriento. (...) Si bien la pobreza y los hombres hacían que una situación ya mala - nacer mujer - fuera aún peor.

Por ello, la hermana Lucy siempre les pregunta a todas ¿tú marido te trata bien?.
Y mujeres como Liz, amiga de Annie, católica, pero ante todo vital que:

estimaba a las monjas - las adoraba, decía -, pero también abrigaba en el corazón la idea de que toda mujer que optaba por una vida de celibato y esfuerzos en pro de personas desconocidas había de ser, por fuerza, "un poco rara".

Una gran novela, llena de vida, pero de aire clásico y de ritmo decimonónico que pueden hacer que pese en las manos de algunos lectores. Que nos habla de una época y un ambiente - la inmigración irlandesa en el Brooklyn de principios del XX - cargada de machismo, pero, sin embargo, sus dos o tres personajes masculinos más relevantes son buenas personas.
Alice McDermott, de familia irlandesa, nació en Brooklyn en 1953. Es autora de ocho novelas de las que Libros del Asteroide también ha publicado Alguien y Tusquets tres de ellas hace casi veinte años.

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