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Craig Johnson, Castigo para los buenos

Monumento al jefe indio Tedyuscung, en Filadelfia.
Tres o cuatro meses después de Una muerte solitaria, Longmire y Henry Oso en Pie viajan a Filadelfia. Henry va a participar en una exposición fotográfica y el sheriff a visitar a su hija Cady. Pero el mismo día de su llegada, sin ni siquiera haberla visto todavía, Cady sufre una agresión que la deja en coma. Las sospechas se centran en el novio de Cady, pero él es asesinado poco después de que Longmire le interrogue entre los urinarios de un estadio.
La investigación oficial de la policía de Filadelfia se verá complementada por la extraoficial - pero coordinada - de Longmire. Vic vendrá desde Absaroka a colaborar en la investigación. Tras el ataque a Cady y la muerte de su novio encontraremos un turbio asunto que implica a abogados, fiscales y traficantes.
En Castigo para los buenos (2007; Siruela, 2013) tenemos ocasión de salir de Absaroka y situarnos en una gran ciudad del este sin que la novela se resienta y de conocer a la familia de Vic, una saga de policías urbanos que ayudará a nuestro sheriff. La novela confirma las virtudes de la serie; el encanto de los personajes que resultan tan humanos, la peculiaridad de cada uno de ellos que se inserta perfectamente en su protagonismo colectivo, la narración hábil, inteligente y llena de fino humor...
Craig Johnson nos ofrece con el universo Longmire una garantía de entretenimiento y de buena literatura negra.

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