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Seicho Matsumoto, La chica de Kyushu

Kiriko Yanagida es una joven que gasta su poco dinero en viajar a Tokio con la intención de conseguir que uno de los abogados más prestigiosos de Japón defienda a su hermano Masao al que se le acusa del asesinato de una usurera a la que debía dinero. Kiriko es demasiado pobre para pagar los honorarios de Otsuka, el abogado, y éste tiene prisa porque ha quedado para jugar al golf con su amante. Así que apenas la atiende por mucho que ella apele al sentido de la justicia que a un abogado de su nivel se le presume.
Un periodista, que casualmente escucha una llamada desde una cabina de Kiriko al bufete de Otsuka, es quien se encarga de desentrañarnos a los lectores el caso de Masao Yanagida, un joven maestro que pidió un préstamo para reponer un dinero del colegio que había perdido.
Tras la muerte en la cárcel de Masao, mientras esperaba la resolución del recurso de apelación a la sentencia, Kiriko escribirá al abogado para que la muerte de su hermano le remuerda la conciencia - lo hace, pues investiga el caso -.
Luego, Kiriko se ve obligada a abandonar el hogar y trabajar en Tokio en un bar nocturno y las circunstancias la permitirán vengarse de Otsuka a través de un caso que guarda curiosas similitudes con el de su hermano.
Las pruebas que condenaron a Masao, por mucho que parezcan rotundas a jueces y policías a nosotros nos parecen meramente circunstanciales y la condena, fruto del mal trabajo del abogado de oficio. Y así se demuestra cuando ya no hay remedio. Y es que Matsumoto, con ese peculiar estilo suyo, de palabras justas y datos precisos, que combina la racionalidad escrupulosa de la buena novela policiaca con la denuncia contundente de la buena novela negra, pretende demostrarnos que la justicia no es igual para los ricos que para los pobres. Al mismo tiempo nos habla de la venganza y de la doble moral que personas como Otsuka pueden permitirse.
La chica de Kyushu (1961; Libros del Asteroide, 2017) es una novela de magnífica construcción y perfecta estructura narrativa, que acrecientan y dosifican el suspense y que demuestran la maestría se Seicho Matsumoto. Un relato que desde un planteamiento clásico nos lleva, cada vez con más interés, mediante un giro inesperado hacia un desenlace sorprendente que nos pondrá de manifiesto la maldad del ser humano.
De esta novela se han realizado versiones cinematográficas y televisivas en 1965, 1977, 2010 y 2014; lo que prueba su popularidad en Japón.

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