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Elizabeth Smart, En Grand Central Station me senté y lloré

En Grand Central Station me senté y lloré es un libro de culto, quizá por eso Periférica lo eligió para inaugurar el catálogo de su colección Largo Recorrido en 2009. Pero no se trata de una novela sino de un obra de prosa poética a través de la cual la autora expresa su sentimiento y su pasión en un texto plagado de referencias intertextuales sólo al alcance de un lector cultor buen conocedor de la literatura en lengua inglesa. Naturalmente, si uno es un lector más normalito, puede leerlo y no sentirse abrumado. Aun así la relevancia de estas citas es tal que la traductora ha decidido explicarlas, no con notas a pie de páginas - entorpecerían la lectura - sino en una nota final de varias páginas - que hace que el lector las descubra tarde. Prosa poética, referencias literarias, ausencia de acción... pero el estilo no es especialmente retórico, refleja bien el estado anímico de Elizabeth, y la lectura resulta ágil, tiene la fuerza de un diario volcánico y no la calma de una mirada retrospectiva, pues fue escrito en plena relación. Seguramente, una lectura excelente para lectores exquisitos.
En este libro de título bello y evocador, Elizabeth Smart (Ottawa, 1913 - Londres, 1986) nos muestra el amor apasionado, obsesivo y doloroso que mantuvo con el poeta británico George Barker. Del que se enamoró sin conocerle; leyendo sus poemas. Decidió conquistarle y lo logró. La relación no fue fácil sino turbulenta; mientras la mantenían - con la oposición de la familia de ella - y tenían hijos, él mantuvo su matrimonio y tenía hijos con su esposa. En Grand Central Station me senté y lloré se publicó en 1945, pero alcanzó el éxito con su reedición en 1966. El resto de la obra de Elizabeth Smart se publicó póstumamente.

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