Don Carpenter, Dura la lluvia que cae
Jack Levitt y Billy Lancing se conocieron, adolescentes, en 1947 en los billares de Portland. Jack se había criado en un orfanato y huía del reformatorio sin ni siquiera saber que sus padres no le abandonaron, como él piensa, sino que, simplemente, vivieron deprisa y murieron temprano. Billy ha escapado de su hogar, de su familia negra de Seattle en busca de un futuro. Son carne de delincuencia. Tras algunos años intentando entender sus vidas y enmendar sus destinos, sus caminos se reúnen en una celda de San Quintín. Billy morirá en el patio de la cárcel. Su relación en aquellos días es quizá la única en la que hay verdadero afecto en la vida de Jack. Jack intentará luego construir una vida honrada; un trabajo humilde, un matrimonio, un hijo... no será fácil, naturalmente. Sin duda, para algunos siempre es dura la lluvia que cae.
Don Carpenter (Berkeley, California, 1931 - Mill Valley, California, 1995) escribió Dura la lluvia que cae, su primera y más reconocida novela, en 1966. Un ejemplo más de algo que ya hemos citado en otras ocasiones; la capacidad de la narrativa norteamericana de contarnos buenas historias, de crear buena literatura, con un estilo sencillo y carente de innecesarios alardes retóricos. Como la magnífica Stoner, de 1965, nos presenta como protagonista a un tipo corriente, como pudiéramos ser cualquier de nosotros de haber nacido en sus circunstancias, que reflexiona sobre su vida comprendiendo que debe aceptarla sin odiar a nadie. Es brillante el prefacio que nos habla de los padres de Jack, la primera parte de la novela - delincuentes juveniles - nos recuerda la también magnífica Little boy blue, hay páginas emotivas en la segunda parte - una muerte en el patio grande - y merece un respeto el esfuerzo de Jack en la tercera - vidas con sentido -, pero la novela es, quizás, un poco larga y, probablemente, su fuerza estaría más y mejor condensada con algunas páginas menos. En este caso la historia de Jack Levitt - y de Billy Lancing - sería tan conmovedora como la de William Stoner o la de Alex Hammond - little boy blue -, que también pasó por San Quintín. Y, aunque el protagonista escape del marco temporal de la adolescencia, podemos considerar Dura la lluvia que cae como novela de aprendizaje.
Duomo publicó Dura la lluvia que cae en 2012. La promoción del 49, editada por Gallo Nero en 2014 y Los viernes en Enrico's por Sexto Piso en 2015 completan la recepción de Carpenter en España.
Don Carpenter (Berkeley, California, 1931 - Mill Valley, California, 1995) escribió Dura la lluvia que cae, su primera y más reconocida novela, en 1966. Un ejemplo más de algo que ya hemos citado en otras ocasiones; la capacidad de la narrativa norteamericana de contarnos buenas historias, de crear buena literatura, con un estilo sencillo y carente de innecesarios alardes retóricos. Como la magnífica Stoner, de 1965, nos presenta como protagonista a un tipo corriente, como pudiéramos ser cualquier de nosotros de haber nacido en sus circunstancias, que reflexiona sobre su vida comprendiendo que debe aceptarla sin odiar a nadie. Es brillante el prefacio que nos habla de los padres de Jack, la primera parte de la novela - delincuentes juveniles - nos recuerda la también magnífica Little boy blue, hay páginas emotivas en la segunda parte - una muerte en el patio grande - y merece un respeto el esfuerzo de Jack en la tercera - vidas con sentido -, pero la novela es, quizás, un poco larga y, probablemente, su fuerza estaría más y mejor condensada con algunas páginas menos. En este caso la historia de Jack Levitt - y de Billy Lancing - sería tan conmovedora como la de William Stoner o la de Alex Hammond - little boy blue -, que también pasó por San Quintín. Y, aunque el protagonista escape del marco temporal de la adolescencia, podemos considerar Dura la lluvia que cae como novela de aprendizaje.
Duomo publicó Dura la lluvia que cae en 2012. La promoción del 49, editada por Gallo Nero en 2014 y Los viernes en Enrico's por Sexto Piso en 2015 completan la recepción de Carpenter en España.
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