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Karmele Jaio, Las manos de mi madre

Nerea tiene treinta y tantos años, es periodista y no tiene tiempo para nada; llega a casa cuando su paciente marido ya ha acostado a su hija. Pertenece a esa generación de vascos que nunca han vivido en una situación "normalizada" (a fecha de la acción de la novela; poco después del año 2000). A su madre la han encontrado en la calle sola, desorientada y perdida; no sabe quién es y la han hospitalizado. Nerea contempla las manos de su madre sobre las sábanas del hospital e, inevitablemente, la invade el sentimiento de culpa; la de no haber hecho caso a los síntomas que percibió en su madre, la de tantas conversaciones que nunca tuvo con ella y ahora quisiera haber tenido, la de tantos malos gestos e incomprensiones del pasado de los que ahora se arrepiente...

Miro a la tía y no la reconozco. Desde que ha salido a flote la antigua historia de mi madre no levanta cabeza. Creo que se siente culpable por no haber ayudado a su hermana en aquella época en la que tanto sufrió. Se siente culpable como yo. Yo también siento el peso de la culpa sobre mis espaldas por no haberle dicho a mi madre a tiempo muchas cosas, por no haberme dado cuenta antes de lo que estaba pasando. Cada una de nosotras lleva una piedra sobre su espalda, y el peso de esa piedra es el que nos hace levantarnos por la mañana antes que nadie para ir al hospital, y ese peso es el que nos hace llorar cuando vemos a mi madre en la cama, entre sábanas blancas, con la mirada perdida".

Las manos de mi madre, escrita con una gran sencillez, es una novela muy bien construida, que, más allá del sentimiento de dolor - con el que el lector empatiza - de la hija que cuida a su madre sin posibilidad de recuperar los momentos perdidos durante la vida, lleva a Nerea a descubrir, con la ayuda de su tía Dolores, una parte del pasado que desconocía por completo - y que el lector va conociendo antes que ella pues en su relato se intercala aquel pasado mediante un narrador externo -, y a descubrir también el paralelismo entre la historia de aquel novio que el mar le robó a su madre y la suya propia y la de aquel novio que un buen día desapareció del pueblo sin explicaciones - innecesarias porque en el País Vasco todos sabían a dónde iban quienes lo abandonaban todo de esa manera -. Para colmo, ahora, aquel novio, después de tantos años, aparece por las calles de la ciudad - quizá la situación política le permita regresar de Francia -, mientras un coche-bomba salpica la actualidad. Karmele Jaio ha construido una sabia arquitectura narrativa en la que combinan con equilibrio y sutileza los distintos temas, sentimientos y realidades que nos presenta (el arrepentimiento de los hijos que comprenden demasiado tarde a sus padres, el consiguiente dolor, el descubrimiento de un pasado sobre el que ya nada se puede preguntar, la dureza de la vida cotidiana de una mujer trabajadora, el Alzheimer, que no se nombra, la constante presencia de ETA, que tampoco se nombra...) y las fotografías en blanco y negro que Nerea rescata para intentar rescatar la memoria de su madre.
Karmele Jaio (Vitoria, 1970) es autora de dos novelas y tres libros de relatos, todos ellos escritos en vasco. Las manos de mi madre se publicó en vasco en 2006 por Elkar y en 2008 en castellano por Ttarttalo. En 2013 ha sido llevada al cine por Mireia Gabilondo.

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