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Hans Keilson, Una comedia en tono menor

Hombre escondido en La Haya en 1944.
La guerra origina situaciones inimaginables en tiempo de paz. Algunas de ellas llevan a personas corrientes a convertirse en héroes anónimos que ponen en riesgo su vida generosamente por ayudar a otros en peligro. Por ejemplo, refugiando y escondiendo a perseguidos. La atrocidad del holocausto multiplicó estas ocasiones durante la Segunda Guerra Mundial. La literatura y el cine y, claro está, la vida por encima de todo, nos ofrecen miles de ejemplos. Sabemos que en muchos casos estas situaciones acabaron con la detención, el fusilamiento, Auschwitz... otros tuvieron final feliz, tras años de angustia, con la llegada de las tropas aliadas y la liberación. Pero lo que no solemos imaginar, como seguro que tampoco lo esperaron los héroes anónimos y civiles de la SGM, es que el escondido acabe muriendo en el escondite.
Este es el drama que, en tono ligero, nos narra la breve novela Una comedia en tono menor. Wim, contable en una fábrica, y su esposa Marie, ama de casa, forman un apacible matrimonio de veinteañeros maduros. Aceptan esconder en su casa a Nico, un hombre judío de cuarenta años. Conviven durante un año. La vida, dentro de lo que cabe, es cómoda para Nico; dispone de una habitación con vistas al mar, sale de ella todos los días y cena con Wim y Marie o le ayuda a ella a fregar los platos, incluso en las noches oscuras puede salir a pasear... Pero acaba enfermando y muriendo. Wim y Marie, y el médico que los ayuda, se enfrentar a una situación y un riesgo inesperados; deshacerse del cadáver y no ser descubiertos.
La muerte de Nico la conocemos casi desde el principio, de manera que son los diálogos y los recuerdos los que nos llevaran a ir conociendo distintos momentos de ese año de convivencia. Y, luego, de las peripecias en las que Win y Marie se ven envueltos tras la muerte del refugiado.
Una comedia en tono menor (1947; minúscula, 2010) es un homenaje a la resistencia holandesa y a Leo y Suus, el matrimonio que mantuvo escondido en Delft a Hans Keilson (Bad Freienwalde, 1909 - Hilversum, 2011). El tono ligero que Keilson emplea en su relato, que nos puede parecer amable - que no complaciente -con el nazismo, parece también comprensible si consideramos lo cercanos que, a su publicación, resultaban todavía los horrores de la guerra, que Keilson - judío y miembro de la resistencia holandesa -, además, sufrió escondido. Además de Una comedia en tono menor, minúscula ha publicado otras dos obras de Keilson - La muerte del adversario y Ahí está mi casa -, un autor antes desconocido entre nosotros.

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