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Jussi Adler Olsen, La mujer que arañaba las paredes

Decía hace unas semanas, hablando de La mala luz, que hay novelas que exigen del lector esfuerzos que no se merecen. Hay otras, en cambio, que el lector devora y a las que les pide un momento de pausa porque debe atender otras ocupaciones o necesidades. Un momento, al menos, para comer algo u orinar un poco. Es el caso de La mujer que arañaba las paredes.
Ladran, luego la novela negra nórdica cabalga. La novela negra nórdica es uno de los fenómenos más interesantes de la literatura actual. Naturalmente no todos los autores ni todas las novelas son Mankell, pero tampoco toda la novela hispanoamericana del último medio siglo es García Márquez. Por otra parte, los tiempos que vivimos son idóneos para la novela negra - nórdica o de cualquier otro lugar -. En este panorama, La mujer que arañaba las paredes (como el fenómeno es también comercial, es interesante la tendencia a titular con oraciones de relativo desde el éxito de las tres novelas de Millenium; en este caso la traducción literal sería "la mujer enjaulada"), nos presenta a un muy interesante autor, el danés Jussi Adler Olsen, y a un no menos interesante personaje, Carl Morck, mediante un relato que combina los rasgos de la mejor novela negra escandinava con los del thriller norteamericano.
Siempre hay partidos políticos que utilizan el populismo y la demagogia y si se trata de criminalidad y seguridad ciudadana el campo está abonado. Una iniciativa parlamentaria dota de un generoso presupuesto a una nueva unidad policial encargada de intentar resolver casos archivados. Los mandos de la Brigada de Homicidios, de la que dependerá la nueva unidad, ven en ella una manera de aumentar la dotación económica de la Brigada y, al mismo tiempo, de quitarse de en medio, dándole una patada hacia arriba, a Carl Morck. Morck no resulta de trato fácil desde que hace unos meses saliera ileso de un tiroteo en el que murió uno de sus compañeros y quedó tetraplégico el otro. Nace así el Departamento Q, en un despacho instalado en el sótano, con Morck al mando de sí mismo. Consigue, al menos, tener un asistente; un inmigrante árabe contratado para fregar el suelo y ordenar los papeles. Morck, que tiene claras las intenciones de sus jefes, opta por ganarse el sueldo pasando la jornada con los pies sobre la mesa. Pero las sorprendentes inquietudes policiales de Assad, su asistente, le acaban obligando a fijarse en una de las carpetas de los casos sin resolver. El caso de la desaparición, cinco años antes, de la diputada de más prometedor futuro de la oposición.
La narración alterna capítulos que relatan la investigación con otros por los que el lector conoce los hechos ocurridos cinco años antes. A lo largo de las páginas de La mujer que arañaba las paredes encontramos personajes - como la diputada Merette Lynggaard, pero no sólo ella - de vidas complejas y torturadas, el misterioso pasado de Assad, que apenas se vislumbra y promete sorpresas para las siguientes novelas de la serie, la investigación paralela del tiroteo sufrido por Morck y sus compañeros, la colaboración de Morck en la torpe investigación de otro asesinato, el sufrimiento en el hospital del compañero paralizado, los tropiezos de Morck con la detestable prensa amarilla... Una novela de la que es imposible no disfrutar. Que La mujer que arañaba las paredes (2007; Maeva, 2011) acabara en las pantallas de cine era sólo cuestión de tiempo. La película es de 2013 y éste el tráiler:



Jussi Adler Olsen (Copenhague, 1950), actualmente afincado en Barcelona, ha alcanzado un fulgurante éxito, especialmente en Alemania y Estados Unidos, además de en Dinamarca, con las novelas protagonizadas por Carl Morck. La serie del Departamento Q está formada, por ahora, por cinco novelas. Las cuatro primeras has sido publicadas en España desde 2010 por Maeva. De las otras tres novelas de Adler Olsen sólo La casa del alfabeto ha sido publicada, en 2004 por Planeta, en nuestro país.

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