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Fredrika Bremer, Los vecinos

Hans Gude, Paisaje del parque con figuras (1856).
Los vecinos (1837; Alba, 2019) es una novela romántica "de libro", nunca mejor dicho. Una gran novela, excelente y sabiamente construida, de seiscientas páginas. Se trata de una novela epistolar, tan del gusto de la época, en la que la autora se cuela hábilmente para, entre las cartas de su protagonistas, incluir algunas dirigidas al lector por una desconocida que vienen a completar la información que, por su falta de omnisciencia, las cartas de Fransiska no pueden darnos.
Fransiska es una joven de veintisiete años recién casada con un médico que le saca veinte años y al que ha conocido apenas seis meses antes de casarse. Él, Lars Ander Werner, resultará un hombre bueno, juicioso, culto... Pronto conoceremos a ma chère mère, la madrastra de Werner, una mujer de carácter. Es el verano de 183... (podemos concluir por las referencias internas del relato que se trata de 1836). En un principio parece que la novela va a abordar el tema de las jóvenes casadas con hombres mayores y de la relación de Fransiska con su suegra, que imaginamos conflictiva. Al revés, se llevarán estupendamente. El libro primero de la novela se ocupará de presentarnos a la familia Werner y a los distintos vecinos de su finca. Entre ellos empiezan a aparecer misteriosas noticias sobre un nuevo vecino que está al llegar. Descubriremos que se trata de un treintañero de voluble carácter, apasionado, generoso y cruel, admirable y odioso, colérico y magnánimo... vamos, el típico héroe romántico. Y no desvelamos misterios al lector al decir que se trata de Bruno, el hijo de ma chère meré, que abandonó el hogar hace diecisiete años tras enfrentarse a su madre. El libro segundo de la novela se centrará en el intento de Bruno de recuperar el amor de su madre y también el de la joven de la que se enamoró siendo adolescente.
Los vecinos revela la inteligencia de su autora y su dominio de la construcción narrativa. Y es una novela llena de frases que merecerían citarse y de referencias culturales que, afortunadamente, la edición de Alba nos explica a pie de página. Pero es una novela que al lector del siglo XXI le exige tiempo, paciencia y no estar demasiado ocupado. Si lo consigue, podrá disfrutar de una obra que, sin duda, debería gozar del mismo reconocimiento que gozan justamente otras de su tiempo.
Fredrika Bremer, nacida en Abo en 1801 y fallecida en Estocolmo en 1865, fue una de las primeras defensoras suecas de los derechos de la mujer y del voto femenino. La edición de Harper de 1848 de Los vecinos gozó de gran popularidad en Estados Unidos.

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