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Pío Baroja, Los caprichos de la suerte

París, 1939.
Los caprichos de la suerte es una novela de Pío Baroja (San Sebastián, 1872 - Madrid, 1956) que había permanecido inédita durante más de medio siglo hasta su publicación - Espasa - en 2015.
El profesor José-Carlos Mainer en su introducción y Ernesto Viamonte en su nota a la edición nos explican bien la historia externa del texto.
A finales de los años cuarenta Baroja so ocupó en escribir diversos obras sobre la guerra civil. Entre ellos, una trilogía de novelas, Las saturnales. La primera de estas tres novelas, El cantor vagabundo, su publicó en 1950, la segunda, Miserias de la guerra, no obtuvo la aprobación de la censura y no se publicó hasta 2005 y la tercera, Los caprichos de la suerte, quedó pendiente, cuando menos, de una última revisión.
Juan Elorrio, el protagonista inicial de la novela, en quien probablemente debemos ver bastante de Baroja, sale a pie de Madrid durante la guerra para dirigirse a Valencia y desde allí poder llegar a París. Una vez en Francia, su protagonismo se diluye e incluso en algunos momentos desaparece entre un grupo numeroso de personajes - españoles y de otras nacionalidades -. Del mismo modo el interés que cobra la novela en el lastimoso viaje entre Madrid y Valencia se diluye en la estancia parisina.
Se encuentra, sin duda alguna, el valor de Los caprichos de la suerte en el estilo barojiano. En esa capacidad para que la novela y la acción fluyan alegres entre pinceladas precisas, frases breves, palabras sencillas y diálogos, muchos diálogos. Porque a medida que la novela avanza su trama se pierde entre las conversaciones de los personajes sobre las atrocidades ocurridas en la retaguardia  - sobre todo la republicana - y otros asuntos, mientras la ausencia de referencias temporales no acaba de dejarnos claro en qué momento de la guerra española o de la mundial nos encontramos. Por otra parte, la actitud de los personajes y de la novela ante ambas guerras - se diría que son poco más que accidentes meteorológicos - nos resultan hoy frustantes.
Pío Baroja, más partidario de Franco que de la República, vivió en París durante la guerra civil. Desde allí visitó en distintas ocasiones la España franquista.
Tras leer Los caprichos de la suerte con todos sus flecos sueltos, imprecisiones, personajes de los que no se vuelve a saber, párrafos tomados de otras obras del autor... cabe la pregunta: ¿se deben publicar tras la muerte de su autor obras inacabadas?

El viejo comía con siempre en el restaurante del hotel. Un mozo, que era español y que al servirle le veía con frecuencia leyendo algún libro o alguna revista, solía decirle:
- ¡Usted también, a su edad y teniendo que leer todavía! ¡Es cosa triste!
Es curioso que lo que para algunos es el entretenimiento mejor de la vida, para otros sea un trabajo desagradable.

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