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Óscar Esquivias, Viene la noche

Cuando Óscar Esquivias (Burgos, 1972) presentó su original, Inquietud en el Paraíso y La ciudad del Gran Rey eran una sola novela, pero el editor - Ediciones del Viento - juzgó más conveniente publicarlo como dos novelas y que Esquivias escribiera una tercera - de título Viene la noche - que cerraría una trilogía dantesca de viaje - inverso - a cielo, purgatorio e infierno. De las dos primeras guardo el recuerdo de novelas escritas con una prosa culta y cuidada de frases eternas y humor fino en la que se mezclan lo real, lo fantástico y lo disparatado en una especie de realismo mágico que resulta divertido y original pero de lenta lectura. Era de esperar que Viene la noche siguiera la misma línea.
La acción de Inquietud en el Paraíso (2005) se desarrolla en Burgos en los días previos al inicio de la guerra civil; julio de 1936. Mientras el general Dávila anda enfrascado en la preparación del alzamiento, un grupo variopinto se ocupa en la de un viaje, nada menos que al Purgatorio, al que se puede llegar a través de una oculta puerta de la catedral de la ciudad. La acción de La ciudad del Gran Rey (2006) continúa la de la novela anterior y encontramos a los expedicionarios en el Purgatorio que resulta ser en un Burgos fantástico - no el real del que partieron - cuyas calles cambian de trazado por la noche mientras en ellas se desarrolla una guerra. Se acentúan, pues, en la segunda novela los elementos fantásticos.
Viene la noche (2007) - escrita cuando las dos anteriores estaban publicadas -, en cambio, como el mismo autor explica, poco tiene que ver con las anteriores y con el proyecto original. Su protagonista es Benjamín Tobes, nacido en Burgos y llegado a Madrid poco antes del comienzo de la guerra. Ahora - navidad de 2006 - tiene ochenta y dos años y es, como tantos ancianos, un hombre egoísta, algo gruñón, con manías y prejuicios, gustoso de hablar de cualquier tema y vital. La vitalidad se la dan sus continuos paseos por el barrio y las novelas que lee con pasión. A su mujer, Teresa, le ha dado ahora por el reiki, el taichi, el yoga y otras zarandajas espirituales - es su modo de huir de la soledad vital que siente -. Si hijo, Jaime, que nunca consiguió entrar en Bellas Artes, es escaparatista de una cadena de tiendas de ropa. Está casado con Sara, matrona en un hospital regentado por una congregación religiosa. La vida de Sara y la de sus padres está marcada por la muerte de su hermano, víctima de los atentados del 11 de marzo de 2004. Con ellos y una pandilla de simpáticos secundarios, Esquivias construye un relato costumbrista de un barrio madrileño, el de Estrecho y Tetuán, marcado por la frontera que supone la calle Bravo Murillo, con su orilla rica que baja hacia la Castellana y la pobre que avanza hacia la Dehesa de la Villa. Esa es la orilla de Benjamín, "invadida", en esos años previos a la crisis, de inmigrantes marroquíes y sudamericanos. Este retrato de lo cotidiano y de las grandezas y miserias de sus distintos personajes, tan verdaderos, es un retrato realista - garbancero dirían los enemigos del realismo - del que queda lejos la fantasía de las novelas anteriores.
Antológica resulta la cena de Nochevieja, al día siguiente del atentado en la T4. Digna de una adaptación teatral. Sin esperarlo, esta cena, junto con el desengaño respecto al valor de la novela que supone para Benjamín la lectura - guiño metaliterario - de Inquietud en el Paraíso y La ciudad del  Gran Rey, llenas de despropósitos sobre el Burgos de 1936 hasta el punto de que Benjamín decide escribir una carta al autor de esas novelas, y la muerte de su hermano Aurelio, sacerdote, que les obliga a viajar a Burgos, y algún otro acontecimiento, suponen, en las primeras semanas de 2007, el derrumbamiento del mundo de Benjamín, que deja de leer y huye de las novelas como de la peste, que evita encontrarse con sus amigos en sus paseos, que empiece a sentirse enfermo. Benjamín comprende entonces que viene la noche.
Óscar Esquivias goza de buena crítica y la merece. Es un autor interesante, seguramente imprescindible para quienes gustan de la prosa exquisita, llena de recodos y meandros, precisiones y adjetivos, referencias culturales y pinceladas populares.

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