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Phil Klay, Nuevo destino


¿Qué vais a hacer cuando os estén disparando y llaméis a la artillería y mande el puto edificio a tomar por culo y os vayáis encontrando trocitos de niños pequeños, bracitos y piernecitas y cabecitas por todas partes?".

Nuevo destino (2014; Literatura Random House, 2015) recibe su título del primero de los doce relatos que lo componen. Phil Klay (White Plains, Nueva York, 1983), veterano de la guerra de Irak, narra con realismo y crudeza, sin concesiones, la experiencia de la guerra y de la vuelta a casa. La acción del combate, la experiencia de matar por primera vez, el trabajo en el Servicio Funerario recogiendo, embolsando y procesando cadáveres, el paso del campo de combate al centro comercial, el reencuentro con la familia y los amigos, el reingreso en la sociedad civil con las huellas, heridas y mutilaciones evidentes, las posibilidades de ligar - o no - que dan el uniforme o la condición de veterano... Y, naturalmente, las cuestiones éticas; ¿la guerra es justa?, ¿hacemos lo que debemos?, ¿matar enemigos es asesinar?, ¿cuando disparo en equipo un cañón con kilómetros de alcance, cómo puedo saber a cuántos y a quiénes he matado; los he matado yo que sólo he cargado el proyectil o quien lo ha disparado o quien le dio las coordenadas?, ¿cómo enfrentar la muerte - la del amigo, la de los civiles, la que te rodea como elemento propio de la guerra -?....
Los protagonistas son chicos de diecinueve años, en la flor de la vida, fuertes y delgados, rebosantes de espermatozoides que les rebosan hasta por las orejas que, sin putas a las que recurrir - en Vietnam las había, pero no en Irak - se pajean en cualquier sitio o comparten coños de látex. Chavales que pasan el rato entre combate y combate jugando a Pokemon en la DS o al GTA en la PSP, que recurren a las drogas para poder dormir, que sienten nacer en ellos el sentimiento de culpa, que, en algunos casos, puede llevarlos al suicidio...
Acierta plenamente Phil Klay al presentarnos doce relatos y no una novela. Porque gracias a ello consigue que el lector no tenga respiro, que la tensión del relato no decaiga nunca. El estilo rico, poderoso, natural y trabajado, da unidad a los distintos relatos y provoca que el lector sienta lo que sienten los personajes, a pesar de que es imposible ponerse en el lugar de quien vive una guerra en su propia piel. Consigue además una gran riqueza de perspectivas; las de doce narradores en primera persona que comparten con nosotros su visión de la guerra desde sus diferentes condiciones; un veterano, un marine, un capellán, un artillero... Y obtenemos con ello una rica panorámica de ángulos distintos desde los que sentir, más que contemplar, el horror de la guerra y la difícil adaptación a la vida cotidiana después de bajarse de un avión y estar de nuevo en casa.
Nuevo destino es la primera obra de Phil Klay y resulta una lectura imprescindible.

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