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Eduardo Halfon, Monasterio

Una familia normal de finales del siglo XX hereda la religión de sus abuelos - el padre más liberal, la madre más religiosa - y la va abandonando paulatinamente a medida que crecen los hijos y dejan de rezar con la madre al acostarse. Así, muchos dicen tener una religión pero no ser practicantes. Pero en toda familia puede ocurrir que uno de los hijos, de los hermanos, se te apunte a una secta. Cuidado con llamar sectas a las sectas. Entonces ese hijo abandona la familia, que queda en un plano inferior a los axiomas religiosos. Pero ese hijo, ese hermano, sigue siendo el protagonista de tantas anécdotas de infancia que humedecen tus ojos al recordarlas... Resulta tan incomprensible que haya dejado la familia; pero sigue siendo tu hijo, tu hermano, así que la familia hace esfuerzos por adaptarse, por aceptarlo, por evitar que los lazos se rompan, por ser tolerante con el extremismo intolerante que ha abducido a ese hijo a quien ya no hay quien le reconozca, le ha cambiado incluso la mirada. Los padres sufren en silencio, obligan a los hermanos a respetar y no mofarse del descarriado; ¡es tu hermano!. Lo explica bien el relato Mi llorada hermana ultraortodoxa, del escritor israelí Etgar Keret.
Esto le pasa a Eduardo Halfon, el narrador de Monasterio, que viaja con su hermano y sus padres desde Guatemala hasta Jerusalem para asistir a la boda de su hermana que se ha hecho judía ultraortodoxa. Se trata de una familia guatemalteca de abuelos judíos; uno polaco, de Lodz, superviviente de Auschwitz, y los otros tres árabes; de Siria, Líbano y Egipto. El narrador, que no cree en Dios y se considera "judío a veces", afronta el asunto con cierto humor que le sirve para evidenciar el absurdo y la intolerancia del fanatismo religioso; en una ocasión él y su hermano son apedreados por coger un taxi en sábado, en otra su futuro cuñado le reprocha que un buen judío no pregunta por qué respecto a algo que está escrito en los libros sagrados... Y, de paso, dejarnos unas pinceladas sobre la vida en Israel, donde en cualquier momento inesperado puedes verte rodeado de jóvenes soldados que te apuntan con sus metralletas.
Sin embargo, la historia no avanza por ahí y el encuentro casual con una vieja conocida propiciará el recuerdo del abuelo polaco, ya fallecido, prisionero de Auschwitz, de un viaje anterior en el que buscó los orígenes del abuelo en Lodz, en la reflexión sobre quienes salvaron su vida - más vale un mentiroso vivo que un judío muerto - de la barbarie nazi mediante una mentira, un cambio de personalidad, un disfraz... Y es que todos necesitamos una mentira que nos salve; a cada cuál de lo suyo. A Halfon del conflicto de ser judío y tener ascendencia árabe por tres de los cuatro costados.
Con Monasterio (2014) Libros del Asteroide ha iniciado en su colección la publicación de libros inéditos escritos en castellano. Con su acierto habitual.  Monasterio está escrito con un estilo ágil y sencillo, se lee de un tirón y es una interesante novela. También lo hubiera sido si el autor hubiera decidido seguir contándonos la historia de la boda de su hermana.
Eduardo Halfon, nacido en Ciudad de Guatemala en 1971, comenzó su carrera literaria en 2003, ha escrito desde entonces más de diez obras, casi todas ellas publicadas en España por distintas editoriales.

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