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Noah Hawley, Antes de la caída

La noche del viernes 23 de agosto de 2015 un jet privado despega de la isla de Martha's Vineyard, Massachusetts; un vuelo de treinta minutos a Nueva York. Viajan los tres tripulantes - piloto, copiloto y azafata -, David Bateman, su familia y su guardaespaldas, un matrimonio amigo, los Kipling, y Scott Burroughts, un pintor al que apenas conocen pero al que han ofrecido viajar con ellos evitando el ferry y la carretera. Dieciocho minutos más tarde el avión se estrella en el mar. Dos supervivientes consiguen llegar a la costa; el pintor y el menor de los Bateman.
La investigación se complica desde el principio - con atención desde la Casa Blanca - debido a la identidad de los pasajeros; dos de los más importantes millonarios de Nueva York. David Bateman se ha hecho millonario con una cadena de televisión que crea noticias al estilo populista de la extrema derecha. Su joven esposa abandonó su carrera de maestra para atender a sus hijos; Rachel, de nueve años, que fue secuestrada en 2008 - por ello la permanente presencia del equipo de seguridad de la familia - y J.J., de cuatro años. Ben Kipling, también millonario, está siendo investigado por Hacienda y va a ser acusado al día siguiente por blanquear dinero de países como Irán o Corea del Norte. ¿Un accidente, un fallo humano o mecánico, un atentado? Además, el lector piensa inevitablemente en el piloto loco de Germanwings.
La vida del superviviente, Scott Burroughts, que ha superado una etapa de fuerte relación con el alcohol, está marcada por la muerte de su hermana, ahogada en el lago Michigan a los dieciséis años, por ello sus cuadros representan catástrofes. Ahora, claro, siente un fuerte lazo afectivo con el niño Bateman, al que ha salvado nadando durante horas en el océano.
A partir de aquí, Antes de la caída alterna el presente de las tres semanas de investigación, con el relato del pasado de los personajes. Los Bateman, los Kipling, Scott, pero no sólo ellos. Porque también el guardaespaldas israelí, los miembros de la tripulación, la tía de J.J., que se hace cargo del niño, y su marido Doug, un hipster defensor de lo natural y todas esas vainas al que le brillan los ojos pensando en apropiarse de los millones que el niño va a heredar, los investigadores del caso... y hasta la madre del piloto, y, por supuesto, Bill Cunningham, el presentador estrella de la cadena televisiva de David Bateman, que monta un circo mediático en torno a la catástrofe, tienen todos ellos vidas ricas en matices, complejidades, secretos, incoherencias, problemas, preocupaciones, intereses...
De esta manera, desde la investigación del accidente y desde este rico panorama de vidas y personalidades, Antes de la caída nos habla de la condición humana, del sentido de la vida, de la trascendente participación en ella del azar, de distintas maneras de enfrentarse a la muerte y al duelo, de la desgracia de que las circunstancias de la vida puedan convertirte en objeto de interés de los medios de comunicación...
Párrafo a parte merece la reflexión sobre los medios. Ya pasaron los tiempos en los que Woodward y Bernstein fueron nuestros héroes, en los que la misión de los medios de comunicación era informar con objetividad, rigor e independencia sobre lo que pasaba. Hoy los medios (buena parte de ellos) - ese repugnante Bill Cunningham - se ocupan de crear mentiras para convertirlas en verdad a base de difundirlas - es tan fácil pensar en Trump leyendo Antes de la caída, pero no hace falta irse tan lejos para ver como hay grupos de comunicación que encumbran o derrocan líderes políticos, que crean de la nada partidos populistas, que sostienen groseras mentiras elaboradas por algunos gobernantes -. Posverdad, lo llaman. Es cierto que siempre nos entretuvimos con la basura de la prensa rosa, que dábamos por natural la manipulación de la prensa deportiva - cómo ha degenerado -, pero la prensa "seria" era otra cosa. Aunque tampoco nos llevemos las manos a la cabeza; la posverdad, por moderna que nos parezca, la inventó Goebbles. ¿O fue Procopio?
Hemos visto en otras ocasiones cómo las editoriales, con la intención de incrementar las ventas, cuelan en colecciones de novela negra libros que no lo son. En esta ocasión sí es adecuado que Antes de la caída aparezca en el sello Roja y negra, sin embargo, la etiqueta puede provocar que quienes desprecian el género no valoren como se merece esta muy buena novela, lo que sí harían si se hubiera publicado bajo otro sello editorial. Hasta se pondrían filosóficos.
Noah Hawley (Nueva York, 1967), escritor, guionista, productor de diversas series televisivas como Bones o Fargo, es autor de seis novelas, de las que Antes de la caída (2016; Penguin Random House, 2016) es la única traducida en España.

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