lunes, 31 de agosto de 2020

Maurice Leblanc, Arsenio Lupin, caballero ladrón

Las aventuras de Arsenio Lupin comenzaron a publicarse el 15 de julio 1905 en el número 6 de la revista Je sais tout. Sin duda, su éxito llevó a la publicación de Arsenio Lupin, caballero ladrón (1907), libro que recoge los nueve relatos protagonizados por Lupin hasta entonces. Con Arsenio Lupin, Maurice Leblanc abre el camino al relato criminal protagonizado por el delincuente. Lo hace, eso sí, con un ladrón simpático que actúa por divertimento, de grandes dotes intelectuales y dando lugar a aventuras que no dañan a nadie y gozan de la admiración popular.
Aunque no guardan una estricta continuidad y presentan distintos narradores, los nueve relatos de Arsenio Lupin, caballero ladrón mantienen una cierta unidad. La hay entre los tres primeros – La detención de Arsenio Lupin, Arsenio Lupin en prisión y La fuga de Arsenio Lupin – en los que se nos presenta a Lupin como un personaje ya muy célebre en la sociedad, cuyas hazañas son publicitadas por el Echo de France y enfrentado al inspector Ganimard. Los siguientes relatos nos sirven para conocer nuevas aventuras del simpático e ingenioso ladrón, algunas del pasado que nos ayudan a conocer mejor su historia. El libro se cierra con el relato Herlock Sholmes llega demasiado tarde en el que Lupin se enfrenta al famosísimo detective inglés – de gran parecido con Sherlock Holmes – y en el que se reencuentra con la bella dama de la que se enamoró en el primero de los relatos y por la que se dejó detener. El duelo entre Lupin y Sholmes continuó en 1908 en Arsenio Lupin contra Herlock Sholmes.
Arsenio Lupin, ladrón de guante blanco, es un personaje jovial, de una gran inteligencia y capacidad para engañar a todos con sus cambios de personalidad e identidad. Sobrado de dinero, actúa por diversión, por demostrar su ingenio, mantener su fama o para "hacer justicia". Y acaba siempre explicando cómo ha realizado sus hazañas.
El éxito de Lupin, que le llevó pronto al teatro, el cine, el cómic, etc., convirtió inesperadamente a Leblanc en un escritor muy popular, unido para siempre a la figura de su personaje.
La recepción en España de las aventuras de Lupin fue temprana. Se inició en 1909 con la publicación de Arsenio Lupin, caballero de levita - así se tituló nuestro libro en aquella traducción - y Arsenio Lupin contra Herlock Sholmes. Sin embargo, la publicación de las novelas de Maurice Leblanc en nuestro país, aunque continuada, no ha sido muy profusa. De hecho, salvo en la edición en las Novelas escogidas del autor publicada por Aguilar en 1964, Arsenio Lupin, caballero ladrón no volvió a publicarse hasta su aparición en 1985 en la colección Grandes maestros del crimen y misterio publicada por Orbis y la más recientes ediciones de 2004 en la Serie Negra de El País y la de Edhasa de 2005. 
Se puede escuchar las aventuras de Arsenio Lupin, caballero ladrón aquí.

sábado, 22 de agosto de 2020

Åsa Larsson, Sangre derramada

A primeros de septiembre, casi dos años después de lo ocurrido en Aurora boreal, Rebecka Martinsson regresa a Kiruna, al mismo tiempo que Anna-Maria Mella se reincorpora a la comisaría tras su baja por maternidad. Tres meses antes ha sido asesinada Mildred Nilsson, una pastora que tenía alterada a toda la congregación de su parroquia por su combatividad en la defensa de sus ideas. La investigación, que apenas había avanzado en todo el verano, se resolverá en una semana al entrar en acción Rebecka y Anna-Maria. Mildred, feminista, había creado una asociación para mejorar las condiciones de vida de las mujeres de la parroquia y, también, una fundación para la protección de una loba. Esto, le supone la animadversión de los hombres, en general, y, en particular, de los miembros de la asociación de cazadores y de alguno de los otros pastores de la iglesia.
En Sangre derramada (2004; Seix Barral, 2013), mucho más que a la investigación del crimen - podríamos decir que no la hay y que los hechos se precipitan -, asistimos al análisis de los personajes y de las relaciones entre ellos. Y al planteamiento de asuntos como los derechos de la mujer, los malos tratos en el ámbito familiar, el conflicto entre la defensa de los animales y la tradición de la caza... Entre todo ello, seguramente, destaca observar a los pastores de la iglesia actuar en sus comportamientos personales y en las relaciones entre ellos como si fueran profesionales de cualquier otro trabajo y lejos de la ejemplaridad moral que deberíamos suponerles.
Åsa Larsson resuelve la novela con eficacia; se lee con suficiente interés. Y ya.

viernes, 14 de agosto de 2020

Tom Perrotta, La señora Fletcher

Que tu hijo crezca, es duro. Que un buen día abandone el hogar para irse a la universidad, es duro. Que ese día tú prepares un emotivo discurso de despedida y comprendas que no es momento porque el chico se levanta resacoso tras la noche de despedida con los amigos, es duro. Que aparezca su exnovia, robándote los últimos minutos con tu niño, y tú decidas irte a dar un vuelta para dejarles un poco de intimidad, es duro. Que vuelvas a casa y escuches a tu hijo, entre jadeos, decirle a la chica "chúpala, zorra", es duro. Que casi no te haga ni caso en cuanto llegáis a la residencia universitaria, es duro. Que prometa llamarte cada día y al tercero ya se olvide, es duro. Quedarte sola en casa, es duro.
Esto le pasa a Eve Fletcher. A su hijo Brendan de la universidad sólo le interesan las juergas y los porritos. No le irá muy bien, a pesar de que pudiéramos esperar lo contrario. Pero hay chicos guapetones y deportistas en la flor de la edad que son unos cretinos, aunque sean nuestros hijos. La señora Fletcher, en cambio, en contra de lo que podemos imaginar al comienzo de la novela, sabe adaptarse a la situación. Y de una manera que nos resultará muy sorprendente. La noche en que deja a su hijo en la universidad recibe en el móvil un mensaje anónimo: "milf" (recordemos; mother I´d like to fuck). Y a partir de ahí, se dedica a ver cada noche porno en el ordenador, mantiene una relación con una compañera de trabajo, se apunta a clases universitarias para adultos - un curso sobre "género y sociedad" - gracias al cual se hace con un grupo variopinto de amigos... Rehace su vida satisfactoriamente, mientras Brendan acabará abandonando la universidad y volviendo a casa.
Todo esto en una novela divertida y actual sobre el síndrome del nido vacío, que nos pone al día en cuestiones de diversidad de género, sobre sexo y porno, sobre redes sociales, sobre la corrección política, sobre la moral en tiempos millenials. El relato, con una prosa fresca y ágil de la que el lector disfruta con una sonrisa, alterna capítulos con un narrador externo, que nos cuanta las peripecias de Eve Fletcher y los demás personajes, con otros narrados en primera persona por Brendan, a través de los cuales asistimos a su fracaso.
Que tu madre y el compañero al que odiabas en el instituto... es duro.
La señora Fletcher (2017; Libros del Asteroide, 2018) - cuyo título parece evocar a la Mrs. Robinson de El graduado -, con adaptación del propio Tom Perrotta (Newark, 1961), ha dado lugar en 2019 a una serie televisiva.

jueves, 6 de agosto de 2020

Natascha Wodin, Mi madre era de Mariúpol

Natascha Wodin con su padre y su
hermana junto a la tumba de su madre.
Cuando Yevguenia Iváschenko se suicidó en 1956, su hija Natascha tenía diez años. Natascha sabía de su madre que era de Mariúpol (Ucrania), a la orilla del mar de Azov, y poco más. Ni siquiera supo, durante mucho tiempo, que sus padres habían sido trabajadores esclavos en los campos de trabajo nazis. Pero, si el holocausto judío está ampliamente documentado, poco se sabe de los trabajadores de Europa del Este esclavizados en los campos alemanes.
Un buen día de 2013, una de sus rutinarias búsquedas del nombre de su madre en internet dio un inesperado resultado que llevó a Natascha a una plataforma de búsqueda de familiares. La inestimable ayuda que obtuvo desde esa plataforma le permitió desbrozar todo su árbol genealógico, a confirmar muchos recuerdos, más o menos difusos, de la infancia, a identificar a las personas que aparecían en las pocas fotografías familiares que conservaba y a encontrar respuesta a muchas de las dudas que siempre había tenido sobre la vida de su madre y, al mismo tiempo, abrir nuevas interrogantes, por ejemplo:

¿Cómo pudo mi madre odiar al poder soviético y al mismo tiempo querer a un padre y a un hermano que se habían puesto al servicio de ese poder?
Los avances en la investigación permitieron a Natascha Wodin, incluso, conocer y ponerse en contacto con algunos familiares vivos. Y así, recibió un inesperado tesoro: los diarios de su tía Lidia. No obstante, algunas cuestiones, importantes, quedan sin resolver:

No sé lo que movió a mi padre a abandonar Rusia y marcharse a Ucrania, no sé cuándo ni cómo se conocieron mis padres.

Mi madre era de Mariúpol (2017; Libros del Asteroide, 2019) se articula en cuatro partes. La primera centrada en la investigación y lo descubierto sobre los familiares de la autora, desde un tatarabuelo. La segunda recoge el contenido de los diarios de su tía, Lidia Iváschenko. La tercera nos habla de la vida en común de sus padres y de su paso por un campo de trabajos forzados cerca de Leipzig. Y, finalmente, la cuarta parte nos habla de la vida de la familia Wodin, los padres y las dos hermanas, en Fürth.
La de Yevguenia Iváschenko fue, sin duda, una vida de sufrimiento - como la de tantos millones de europeos del siglo XX - de la que su hija, a pesar de no poder llenar todas las lagunas, ha acabado sabiendo más de lo que ella misma supo. Natascha Wodin nos la cuenta en un relato ameno, profundamente honesto, en el que, junto a la interesante historia de toda su familia, aborda temas capitales de la historia europea del XX: la revolución soviética, la vida bajo el terror estalinista, la invasión alemana, los campos de trabajo rusos y los campos de trabajo alemanes para deportados de los países eslavos, la vida en la postguerra en la Alemania Federal - ese chica de origen ruso que comparte aulas con los hijos de los nazis derrotados en la guerra (asunto que Wodin aborda en su novela de 1997 Matrimonio), esos barrios para eslavos ("personas desplazadas") en la periferia... -.
Mi madre era de Mariúpol, un muy interesante libro de esa línea, o género, de la literatura actual que rememora la vida de los antepasados, es la cuarta de las cinco obras de Natascha Wodin - Natalja Nikolajewna Vdovina - (Fürth, Baviera, 1945) y la única publicada en España. Con el recuerdo de su madre, Wodin reivindica a los miles de ucranianos, polacos, búlgaros, rusos, etc. que fueron tratados como esclavos por el poder nazi y nos hace tomar conciencia de los millones de vidas que, en la Europa del siglo XX, han sido víctimas del horror y el totalitarismo, de los millones de personas cuyas vidas únicas e irrepetibles acabaron perdidas, faltas de libertad, humilladas, torturadas, asesinadas. Tantos millones de vidas derrochadas en guerras y campos de trabajo y exterminio que no pudieron desarrollarse plenamente. Una lección de horror que nunca debemos olvidar.
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