lunes, 26 de noviembre de 2018

Javier Cacho, Yo, el Fram

El Fram en su primer viaje.

Qué difícil es comprender a los humanos.

La personificación de la voz narrativa en el barco convierte Yo, el Fram (Fórcola, 2018) en una novela. Podríamos decir que una novela de divulgación científica. Si unimos a ello el estilo sencillo con el que el Fram se expresa, estamos ante un relato del que puede disfrutar tanto el lector adulto como el adolescente (al lector adolescente de hace unas décadas le hubiera encantado).
Yo, el Fram narra los tres viajes que protagonizó este barco noruego, diseñado para enfrentarse a los hielos polares. La expedición al Polo Norte guiada por Nansen, que no alcanzó el polo pero se acercó más que nadie hasta entonces. El viaje con fines científicos al cargo de Sverdrup en torno a Groenlandia. Y el que llevó a Amundsen a pisar el Polo Sur por primera vez.
El relato ameno, sencillo y breve se deja leer con gusto. Al tiempo que reflexiona sobre la condición humana, que hace a los seres humanos contradictorios, egoístas a veces y generosos otras, incomprensibles, capaces de grandes proezas y sacrificios, incapaces de no entregarse al riesgo... Yo, el Fram (adelante, en noruego) es colofón - para muchos lectores será introducción - de los libros anteriores, también publicados por Fórcola, de Javier Cacho (Madrid, 1952) sobre Shackleton, Nansen, Amundsen y Scott, los hombres de las grandes gestas de la exploración polar. ¿Qué sería de nosotros sin hombres que, como estos, arriesgaron sus vidas en aventuras de final ignoto?
La entrevista de hoy mismo a Javier Cacho sobre el Fram en Radio Nacional:

domingo, 18 de noviembre de 2018

Rosa Huertas, Un balcón a la libertad

Una pena. Es una pena que Un balcón a la libertad (Santillana, 2018) se ajuste a lugares comunes de la literatura juvenil. Es una buena novela, que sin ese corsé podría haber sido mucho mejor.
Planteamiento: una joven de dieciséis años descubre - ahora que el hombre ha fallecido - que su padre tenía un tío del que ella nunca había tenido noticia. La curiosidad le llevará a indagar en la vida de este desconocido familiar, Liberto Guerra, y en el secreto familiar por el que jamás había oido hablar de él en casa. Resultará que Liberto era homosexual y la novela nos pone ante la represión - y la prisión - sufrida por los homosexuales durante la dictadura franquista, ante el rechazo y la aceptación de la homosexualidad en el seno de las familias hace décadas y hoy mismo, ante la situación legal y social actual de la diversidad sexual y de género, ante los secretos de familia - sus conflictos, alejamientos, soluciones, reconciliaciones, etc. - y las relaciones familiares.
Interesante y bien desarrollado por Rosa Huertas que podría haber escrito una novela excelente sobre la represión franquista pero ha optado por incluir tópicos de la literatura juvenil que han lastrado la novela; el demasiado obvio simbolismo del nombre del muerto, la casualidad de que su vecino sea un joven inteligente y lleno de virtudes del que Elena - la protagonista - se enamora, la necesidad de que en el entorno de ella haya alguien joven a punto de salir del armario, ciertas casualidades del pasado familiar, la por encima de todo bondad y bienintencionada actitud de todos los personajes más allá de que el entorno, la educación o lo que sea les haya llevado a cometer errores de los que todos quedan redimidos en un final suficientemente feliz, una abuela confidente de secretos mucho más abierta y dialogan que los padres..., y, del tirón, el tópico de moda de la Puerta del Sol vista como escenario y crisol de la lucha por las libertades (que de paso sirve para que la autora nos suelte una, más o menos interesante, clase de historia sobre los avatares y momentos estelares de la plaza del kilómetro cero).
Rosa Huertas, nacida en Madrid, es autora de un amplio número de novelas de literatura juvenil y ha publicado en casi todas las más conocidas editoriales del sector.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Willa Cather, Mi Ántonia

El pasado mes de octubre se han cumplido cien años de la publicación en Boston de Mi Ántonia (Alba, 2000), la tercera de las novelas de Willa Cather y la más aplaudida.
Jim Burden llegó a Nebraska a los diez años, enviado con sus abuelos al quedar huérfano. En el mismo tren llegó una familia de emigrantes bohemios; una de las hijas era Ántonia, de catorce años. Muchos años más tarde, Jim rememora aquellos años de la infancia y la adolescencia que pasó con sus abuelos y su relación con Ántonia y su familia, en un tiempo en que inmigrantes procedentes de distintos países europeos colonizaban las tierras del Medio Oeste y buscaban una vida mejor trabajando en sus granjas. Jim fue luego a la universidad, se hizo abogado y ejerció en Nueva York. Volvió en algunas ocasiones a Nebraska, coincidió con alguna de las chicas que conoció en la juventud y siempre mantuvo el recuerdo de Ántonia y se interesó por saber qué era de ella. Estos recuerdos conforman el relato de Mi Ántonia, que Jim entrega a un viejo amigo para que lo lea.

Ella, más que ninguna otra persona a la que recordáramos, parecía encarnar el país, las condiciones de vida, la aventura de nuestra infancia.

Como Jim, Willa Cather nació en Virginia, se crió en Nebraska desde los nueve años y vivió luego en Nueva York - ¿Es Jim trasunto de Willa? -. El de Mi Ántonia es un relato de prosa cálida, ritmo lento, lectura ágil y tono contenidamente nostálgico que retrata y describe la vida y el mundo de las praderas en las últimas décadas del XIX, tierra de promisión para inmigrantes llegados de lejos que llevan una vida tranquila dedicados a sus tierras o, los más prósperos, a sus pequeños negocios. A partir del afecto de Jim y Ántonia, que nació en la infancia y perduró para siempre, la novela tiene como tema central las condiciones de vida, de lucha por la vida, de los inmigrantes; su (in)adaptación al nuevo país, la añoranza de lo que quedó atrás... Una vida dura que, tamizada por el tiempo y la capacidad balsámica del recuerdo, se nos presenta en un relato hermoso lleno de personajes, principalmente femeninos, que son personas buenas y trabajadoras.
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