sábado, 27 de junio de 2020

Ray Russell, Juicio a Satán

Indudablemente la popular película El exorcista, basada en la novela homónima de William Peter Blatty de 1971, marca nuestro imaginario sobre terror y exorcismo. Ante ese imaginario, Juicio a Satán, publicada en 1962, e iniciadora de los relatos de posesión demoníaca modernos, resulta mucho más light y amable, y, desde luego, no nos mata de miedo. Sentirse defraudado por eso es tan estúpido como hacerlo ante Asesinato en el Orient Express porque esperemos Pulp fiction. Juicio a Satán es más amable y cándida porque, aunque sean pocos los años en que se anticipa a El exorcista, se sitúa en un mundo más amable, conformista y cándido que el de finales de los sesenta, con todos sus cambios y revoluciones (empezando por el asesinato de Kennedy e incluidos los cambios en la Iglesia: la novela es anterior tanto al magnícidio como al Concilio Vaticano II).
A finales de septiembre, recién llegado a su nueva parroquia, San Miguel, al padre Sargeant - que tiene algunos problemas con el alcohol - Robert Garth le pide que ayude a su hija Susan, una chica de dieciséis años que, desde hace un tiempo siente auténtico pánico al acercarse a la iglesia, lo que la impide entrar en ella. La chica intentó asaltar sexualmente al párroco anterior. Sargeant le recomienda que acuda a un psiquiatra pero Garth se niega. Enseguida el párroco recibe la visita del obispo quien, al conocer el caso, convence a Sargeant - a pesar de que éste duda de la existencia del diablo - de realizar un exorcismo con la muchacha. Los gritos y ruidos que salen de la casa parroquial propician que las cotillas del barrio difundan rumores y chismorreos sobre el nuevo párroco y que el publicista Talbot encuentre materia para sus artículos anticlericales. La policía se verá obligada a intervenir y el caso se resolverá, aunque no nos quedará claro si Susan estaba endemoniada o, a través de su fobia a la iglesia y sus gritos, se estaba manifestando su subconsciente.
Juicio a Satán es la primera novela de Ray Russell (Chicago, 1924 - Los Ángeles, 1999), que, como editor de la sección de narrativa de Playboy, publicó en la revista a los más importantes autores norteamericanos de terror y ciencia-ficción de la época. Una novela de terror, que abrió un subgénero, que hoy no nos aterroriza, en la que encontramos momentos de fino humor e inteligentes referencias a Shakespeare sin por ello salir de un tono de novela popular y caer en una elevación culturalista, y cuyo mayor interés lo encontramos en el análisis de sus personajes, especialmente en el de su protagonista, un sacerdote lleno de dudas.

miércoles, 17 de junio de 2020

Alvah Bessie, Hombres en guerra

Nikolas Kurculiotis, Aaron Lapoff y Alvah Bessie
en junio de 1938 en Marsá.

¿Podía explicarles por qué, a veces, para un padre o una madre es necesario abandonar durante cierto tiempo a sus hijos? ¿Podía explicarles la razón por la cual un padre tenía que atravesar al océano para pelear en una guerra extranjera? ¿Para morir quizá?

Alvah Bessie (Nueva York, 1904 - Terra Linda, California, 1985) se incorporó a las Brigadas Internacionales, a la Brigada Lincoln, a comienzos de 1938 y participó en la Batalla del Ebro. Su experiencia en la guerra de España la narró en Hombres en guerra, que publicó a su vuelta a Estados Unidos en septiembre de 1939 y que Ediciones B ha publicado, por primera vez en España, en 2018.

Los fascistas - hay fascistas en todo el mundo - intentan que la gente pobre siga siendo pobre.

Bessie era escritor y periodista y decidió combatir en España, dejando en casa dos niños pequeños. Como todos los brigadistas, Bessie pensaba que si el fascismo triunfaba en nuestro país, el mundo se encaminaría, como así fue, hacia la Segunda Guerra Mundial.
Hombres en guerra nos habla de la llegada a España a través de Francia (estaba prohibido viajar de Estados Unidos a España), de la instrucción de los brigadistas, del Ejercito Popular, que parece un autentico desbarajuste, de la incorporación a filas de imberbes adolescentes españoles, de la penuria y el hambre en la vida diaria del frente, del desarrollo de la batalla del Ebro, de la indignante no intervención de las potencias democráticas, de las relaciones internacionales, de la inminente ocupación de Checoslovaquia, de los compañeros norteamericanos y de otras nacionalidades de las Brigadas, de la retirada de éstas de la guerra en octubre de 1938...
Una obra de gran interés, pero, sin embargo, la prosa de Bessie resulta fría. Probablemente para dar más fuerza a su denuncia de lo que estaba pasando en España y en Europa en 1939, Bessie optó por un relato más bien objetivo y de tono periodístico a pesar de hablarnos de asuntos tan sensibles como los ideales, la vida en el frente de guerra, los conflictos políticos... Pero, hoy, ochenta años más tarde, disfrutaríamos más de un relato más emotivo.

Escribir es también un arma.

Tras su paso por España Bessie fue guionista en Hollywood, fue nominado al Óscar por su guión de Objetivo Birmania (1945). Luego fue víctima del maccarthismo, fue uno de "Los diez de Hollywood" y pasó casi un año en prisión. Nunca abandonó su preocupación por España y su denuncia de la dictadura franquista. La noche en que murió Franco, lo recordamos quienes lo vimos, Televisión Española emitió Objetivo Birmania. Menos de dos meses antes, Bessie escribió una carta al dictador denunciando las cinco ejecuciones del 27 de septiembre, las últimas del franquismo. En 1972 le dirigió otra pidiendo la libertad de los presos del proceso 1001.

lunes, 8 de junio de 2020

Kent Haruf, Bendición

Algún tiempo más tarde de la muerte de los hermanos McPheron volvemos a Holt para cerrar con Bendición (2013; Literatura Random House, 2019) la llamada trilogía de la llanura de Kent Haruf.

Se plantaba enfrente de las viviendas a la sombra de los árboles y atisbaba por las ventanas abiertas a la noche veraniega, observaba a la gente. Sus pequeños dramas, sus rutinas. (...)
La gente de noche en su casa. Con sus vidas normales. Confiaba en captar algo. (...)
La preciosa normalidad.

Más que a uno de los personajes de Bendición estas palabras parecen referirse a su autor. Es fácil imaginársele así. Haruf es un maestro en el relato de la normalidad, de la vida cotidiana de la gente corriente, llena de miserias y pequeñas grandezas. Gente que "crea infelicidad", como dice una de las protagonistas. Porque tranquilamente infelices y tristes son los personajes de Kent Haruf. Y nadie sabe hablarnos de sus vidas como él.
En la primera página de Bendición ya sabemos que a Papá Lewis le queda poco tiempo de vida. No llegará al final del verano que empieza. Le acompañaremos en su despedida y en su debilitamiento diario, junto con su mujer Mary y su hija Lorraine. Y el dolor de la ausencia del hijo, Frank, que se fue de casa al final de la adolescencia por algo que pasó entre él y Papá. Su anciana vecina Berta, que cuida de su nieta, la viuda Johnson y su hija soltera Alene, y el reverendo Rob Lyle, su mujer, su hijo adolescente y sus conflictos (el reverendo se enfrenta a su parroquia por su opinión sobre la guerra y el hijo, inadaptado en la vida sin alicientes de Holt, se enfrenta a sus padres) completan el elenco de personajes de esta novela triste, más que las anteriores, hermosa, melancólica, que si parece algo menos interesante que las primeras de la trilogía,  es porque el lector echa de menos alguna aparición mínima siquiera de personajes de los que se encariñó.
Iremos, claro, conociendo el pasado de los personajes y los secretos que esconde, y les iremos viendo convivir y ayudarse, intentar encontrar pequeños momentos de felicidad y de confidencia que les permitan sobrellevar sus vidas a lo largo de un verano que, como todos los veranos, está condenado a declinar y acabarse. El invierno, por duro que sea, se abre a la esperanza, a la luz, pero el verano irremisiblemente nos conduce con el correr de sus días a la melancolía.
Kent Haruf murió de cáncer poco después de concluir Nosotros en la noche en 2014. Probablemente ya estaría  enfermo cuando escribió Bendición, de manera que es inevitable pensar que en la muerte de Papa Lewis está anticipando cómo puede ser la suya. Lo que nos estremece.
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