viernes, 27 de diciembre de 2019

Agatha Christie, Asesinato en el Orient Express

El Orient Express unió desde 1883 por vía férrea París y Estambul a diario en un trayecto que duraba tres días. Este tren, de la compañía Wagons-Lits, fue el primero en Europa en incorporar vagones de coche-cama y de restaurante. Adquirió gran fama durante los años veinte y treinta del siglo XX.
Asesinato en el Oriente Express es un perfecto ejemplo de novela policiaca clásica, de novela enigma: en un espacio cerrado (un vagón del tren del que nadie puede salir ni entrar, parado en mitad de la vía a causa de una tormenta de nieve) se produce el asesinato de un personaje (descubriremos que es un vil criminal responsable de un horrendo secuestro y varias muertes, huido de la justicia estadounidense), y la casualidad quiere que allí se encuentre Hércules Poirot (detective de inteligencia superior) para el que la resolución del caso (sólo le lleva unas horas de interrogatorios y un cuarto de hora de reflexión) es un reto intelectual que consigue superar demostrando su talento (y una suerte increíble para que una a una sean acertadas cada una de las conjeturas que discurre). Descubierto por la mañana el cadáver del asesinado durante la noche, Poirot interroga a los ocupantes del vagón, luego dedica quince minutos a pensar. Ya ha resuelto el caso – a partir de suposiciones -. Una segunda ronda de entrevistas sirve para comprobar que todas y cada una de la conjeturas de Poirot son acertadas y, en consecuencia, su teoría sobre el caso.
Encontramos también otros elementos fundamentales del género: 
  • Poirot dirige la investigación desde el vagón restaurante en el que interroga a los demás viajeros en presencia de monsieur Bouc, director de la Compagnie Internationale des Wagons Lits, y de un médico griego, completamente ajeno a los demás pasajeros y que viaja en otro vagón. La condición profesional de ambos justifica su presencia en la investigación y la torpeza mental que exhiben tiene la función de contrastar con la inteligencia simpar de Poirot. 
  • La investigación de Poirot está justificada porque el crimen ocurre mientras el tren atraviesa Yugoslavia, donde, a diferencia de otros países del trayecto, no viaje en el tren ningún agente de policía. 
  • Poirot acepta el caso porque le evita el aburrimiento de las horas que el tren estará detenido por la nieve. Para resolver un caso no necesita más que recostarse en un sillón y ponerse a pensar: no le interesan las pruebas científicas y el trabajo policial, afirma, sino la psicología y la deducción. Del mismo modo, entre los demás viajeros el asesinato no produce la conmoción y la histeria que sería esperable y lo toman como un incidente, un fastidio, más del viaje semejante a la tormenta de nieve que les retiene parados en mitad del campo. 
  • Aunque la narración sea limpia en apariencia, Poirot juega con una ventaja desleal respeto al lector pues se saca de la chistera datos inalcanzables para nosotros como el nombre de cierta tienda de Londres. 
  • Resuelto el caso, Poirot reúne a todos y ante ellos expone sus dos – que no una – explicaciones plausibles del asesinato. Una atribuye el crimen a un extraño que subió al tren poco antes de cometer el crimen y lo abandonó rápidamente. La otra explica la relación de todos con el muerto: todos están relacionados con la familia norteamericana que fue víctima de sus salvajes delitos y todos han participado mancomunadamente en el asesinato. Una es cierta y otra falsa; Poirot deja en manos de Bouc y el doctor decidir cuál consideran acertada y, consiguientemente, ofrecerán a la policía cuando se persone. Mientras Poirot, cuya inquietud no es la justicia sino resolver el crucigrama “como ya he expuesto mi solución ante todos ustedes tengo el honor de retirarme completamente del caso”. 
  • El lector puede considerar que al final se ha hecho justicia, que el abominable criminal merecía la muerte. 
  • Además todos los hechos violentos de la novela ocurren en Estados Unidos y Yugoslavia, lejos de la plácida Inglaterra. 
Agatha Christie (Torquay, 1890 - Wallingford, 1976), autora de Asesinato en el Orient Express, es, sin duda, la más importante y renombrada escritora de la novela policiaca británica. En reconocimiento de su obra y de su prestigio fue nombrada Dama del Imperio Británico en 1971. La venta de sus libros alcanzó records mundiales. Su fama es universal y muchas de sus numerosas novelas y obras teatrales han sido adaptadas al cine y a otros medios. Es creadora de dos míticos detectives; el belga Hércules Poirot - que aquí nos ocupa - y Miss Marple. Todo sobre Agatha Christie aquí.
Asesinato en el Orient Express, uno de los títulos más célebres de Christie, se publicó por primera vez en Inglaterra el 4 de enero de 1934 en Collins Crime Club. Sus reediciones y adaptaciones al cine, la televisión, el cómic o los juegos de ordenador son innumerables. En España la recepción de la obra - novelística y teatral - de Agatha Christie fue abundante durante la postguerra. De Asesinato en el Orient Express son numerosas las ediciones publicadas - seguimos aquí la de RBA de 2009 -; la primera que encontramos en el catálogo de la Biblioteca Nacional data de 1945 en Selecciones de la Biblioteca Oro.

jueves, 19 de diciembre de 2019

John Cheever, Falconer

Falconer (1975; Debolsillo, 2018) es una novela realista, descriptiva, de análisis psicológico y de cierto simbolismo espiritual: si bien se mira, bastante galdosiana. Ezekiel Farragut, profesor universitario, casado, padre de un hijo, adicto a las drogas que empezó a consumir en la guerra, ingresa en la prisión de Falconer por haber matado a su hermano. Los distintos acontecimientos que vivirá durante su encierro serán, de alguna manera, pruebas en su camino de salvación.
John Cheever (Quincy, Massachusetts, 1912 - Ossining, Nueva York, 1982), que en sus cuentos y novelas anteriores se había centrado de la vida de las urbanizaciones de la alta burguesía norteamericana, en Falconer toma a un personaje de ese ambiente y le introduce en la sordidez de una vieja prisión. Con Farragut conoceremos a peculiares presidiarios, diversos guardianes, el trato entre ellos, la vida en confinamiento, la sexualidad carcelaria... y profundizaremos en la vida de su protagonista: su relación con su hermano y con su mujer. Algunas de las relaciones de Farragut y, desde luego, el final de la novela y todo su simbolismo merecen, sin duda, un comentario, pero hacerlo desvelaría claves importantes del libro que parece más oportuno no descubrir a un futuro lector.
Falconer dio a Cheever el éxito de ventas que no había alcanzado anteriormente. Cuando escribió esta novela, en 1975, acababa de rehabilitarse de su adicción al alcohol y a diversos medicamentos. Obviamente, Falconer no es una novela autobiográfica, pero hay ciertos paralelismos entre algunos elementos de la novela y deeterminados aspectos de la vida de Cheever.
La recepción de Cheever en España ha sido tardía, pues sólo se publicaron antes de su fallecimiento el relato El nadador - a raíz de su éxito cinematográfico - en 1968 y En la cárcel de Falconer en 1978.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Maggie O'Farrell, Sigo aquí

Maggie O'Farrell a los cuatro años.

Esas cosas son minucias; lo esencial es la vida.

En Sigo aquí (2017; Libros del Asteroide, 2019) Maggie O'Farrell nos relata diecisiete situaciones en que a lo largo de su vida ha debido enfrentarse a la muerte y ha conseguido vencerla: la encefalitis que sufrió de niña, aquella vez que un camión le pasó rozando, el violador del que escapó por los pelos, un parto difícil, un aborto, cuando casi se ahoga en una playa, el avión averiado en vuelo, la anafilaxis que sufre su hija...
El libro es, obviamente, un canto a la vida. Un deseo no tanto de disfrutarla como de agarrarse a ella, de esquivar la muerte cada día y seguir aquí, ¿dónde si no? Y es también un llamamiento al lector a hacer lo mismo: seguir vivo, esa es nuestra misión, ese debe ser nuestro máximo anhelo ¿cuál si no? Y nos lleva a recordar nuestra particular lista de situaciones - ¿diecisiete? - en que hemos conseguido librar la muerte por suerte, por casualidad, por una decisión - propia o ajena - inteligente: un error médico casi fatal, una enfermedad grave, una rama de un árbol, un accidente de tráfico, un viaje, una estupidez adolescente... La muerte no avisa y nosotros debemos zafarla cada vez que hace zas y aparece a nuestro lado.
Siempre resulta fresco y divertido leer a O'Farrell porque hay siempre en su manera de escribir agilidad narrativa, alegría, inteligencia y sentido del humor. Por eso leemos como novela este conjunto de relatos autobiográficos organizados sin orden aparente - el orden elegido es entretener al lector con la variedad de las "aventuras" y de los tiempos y cerrar el libro con aquello que lo motiva: la enfermedad de su hija -. Sigo aquí, además, reflexiona sobre cómo enfrentamos la vida y la muerte en la infancia, en la adolescencia y en la madurez, habla sobre la importancia de la familia, y está ricamente trufado de reflexiones que merecen ser anotadas y recordadas. Dejemos aquí sólo una:

Hacemos lo que sea necesario para sobrevivir; somos una especie con mucha inventiva ante la adversidad.

martes, 3 de diciembre de 2019

Muriel Spark, Los solteros

Roger Mayne, Throgmorton Street, Londres, 1960.
De entre los miles de solteros que habitan en Londres, Los solteros (1960; Impedimenta, 2012) nos presenta media docena de ellos - y otra media docena de mujeres solteras o viudas - cuyas vidas se entretejen en torno a un caso de posible estafa.
Patrick Seton es un médium pendiente de juicio por haber estafado dos mil libras a una viuda abusando de su confianza. Tras de sí arrastra varias condenas y una relación de confidente con el inspector Fergusson. El abogado de la acusación, Martin Bowles, es otro soltero que, paradójicamente, también saca dinero a las mujeres que conquista. Ronald Brigdes, enfermo de epilepsia, amigo de Martin, es un experto calígrafo que debe determinar si Patrick falsificó una carta. Con ellos se relacionan otros solteros que buscan el amor pero huyen del matrimonio, un falso sacerdote homosexual y mujeres como Freda Flower, la viuda estafada, Marlene, tía de otros de los solteros - Tim, enfrentado a los remordimientos respecto al sexo que le causa su religiosidad católica -, en cuya casa se celebran las sesiones de espiritismo en las que Patrick entra en trance, Alice, embarazada de Seton y ciegamente enamorada de él, Elsie, la amiga de Alice...
Personajes frívolos, snobs y excéntricos presentados con cierto humor inglés que nos resultan interesantes cuando los conocemos en los primeros capítulos pero cuyas cuitas posteriores - la vida de soltero, el espiritismo, el catolicismo...- pierden interés a medida que avanza esta novela coral, blanca, blanquísima, de fina ironía que, sin duda, debió resultar mucho más divertida al publicarse hace sesenta años que hoy. Una novela en la que es fácil perderse entre tantos personajes - que van perdiendo comicidad y creciendo en mezquindad - y sus intrascendentes anécdotas - que remansan la acción sin mayor motivo -. Hasta el capítulo final, el mejor, en el que se celebra el juicio contra Patrick Seton y la novela cobra fuerza.
Muriel Spark (Edimburgo, 1918 - Florencia, 2006) es autora de más de una veintena de novelas, varias de ellas publicadas en España por diversas editoriales.
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