jueves, 27 de septiembre de 2018

John Fante, Un año pésimo

Nieva en el invierno de Colorado. Es 1933; la Gran Depresión. Dom Molise tiene diecisiete años, está a punto de acabar el bachillerato. Dom es hijo de inmigrantes italianos; su padre es un albañil que lleva meses en paro, su madre sostiene la casa mientras reza y envejece, su abuela añora su tierra y reniega de América. Comparte cama con su hermano de quince y tiene también una hermana de trece.  Son pobres y las monjas les han admitido gratis en el colegio. Naturalmente, en esas circunstancias, las relaciones familiares están deterioradas. Pero Dom tiene un sueño, una vía para escapar de esa vida que le condena a acabar siendo albañil como su padre: su maravilloso brazo izquierdo le convertirá en pitcher de los Cubs de Chicago. Será rico y famoso. Tiene otro sueño: Dorothy, la hermana de veintiún años de su mejor amigo, Ken. Ellos, por contraste, son de una de las familias más ricas del pueblo. Naturalmente, Dorothy es inalcanzable. Pero Ken colabora con Dom para conseguir el sueño de triunfar en el beisbol.
El magnífico final de esta breve novela pondrá los sueños de Dom ante la cruda realidad. Y así Un año pésimo (1985; Anagrama, 2005) nos enfrenta a la vida de los inmigrantes - los italianos en la Ámerica de hace un siglo o cualesquiera otros en cualquier otro lugar - (los padres que buscan una vida mejor para sus hijos, los hijos nacidos en el país de acogida y que no conocen el de sus raíces, los abuelos que añoran la tierra que dejaron, la pobreza, los sacrificios, las dificultades...), a la adolescencia (los errores, los sueños, la sexualidad, el choque con la vida real...), a las relaciones familiares - siempre complejas -, a los tiempos de la Gran Depresión, a la moral y la religiosidad...
Un año pésimo se publicó dos años después de la muerte de John Fante (Denver, 1909 - Los Ángeles, 1983). Como también póstumamente llegó el reconocimiento de la obra narrativa de Fante, que en nuestro país ha publicado Anagrama.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Aroa Moreno Durán, La hija del comunista

A papá lo sacaron de España en 1938; a mamá en 1946.
Yo les abandoné en 1971.

Katia nació en Berlín. Sus padres eran españoles y se habían casado al comienzo de la guerra civil; a él el Partido Comunista lo llevó a Moscú en 1938 y luego a Dresde y a Berlín, donde trabajó en una fábrica. En 1946 ella salió clandestinamente de España para reunirse con él. De manera semejante, Katia abandonó la RDA en 1971 tras un hombre al que apenas conocía pero del que se había enamorado. Una decisión bastante irreflexiva y de la que nada dijo a nadie, que la separaba para siempre de sus padres y de su hermana. Pero así, a veces, se deciden las cosas en la vida y así, a veces, hay decisiones en la vida de consecuencias definitivas.
Katia es La hija del comunista (Caballo de Troya, 2017) y la narradora de la novela, salvo en el último capítulo. La historia de Katia hubiera dado para uno de esos novelones de setecientas páginas, pero uno de los muchos aciertos de su autora, Aroa Moreno Durán (Madrid, 1981), que ha escrito una novela excelente, es haberla condensado en menos de doscientas, que el lector devora con emoción. Katia elige para cada uno de los capítulos un momento de su vida desde cuando era niña en 1956 hasta 1992 cuando se separa de su marido y, caído el muro, vuelve a Berlín. Así vamos conociendo a un padre que a veces llega tarde a casa, una madre que sólo habla español, dos hermanas felices, una maleta que no se debe tocar, una protagonista que crece, estudia y se enamora... Y luego, al otro lado, el matrimonio, las hijas, el desprecio que sufren los ossis en la Alemania occidental... De la familia, en la que no pensó, Katia sólo recibió, en 1979, una sorprendente y lacónica llamada de su hermana Martina; ¿cómo pudo localizarla?.
Con una prosa sencilla y contenida, Aroa Moreno Durán logra que el relato íntimo de Katia contenga más verdad que muchas memorias reales, que el lector se conmueva con sus personajes al mismo tiempo que no puede abandonar su lectura. Con una novela breve y sencilla, que se guarda, claro, su sorpresa final, nos sitúa ante las relaciones y las rupturas familiares, el exilio, la vida en la RDA (de la que Katia escapa por amor, otro personaje de la novela porque quería leer y Klaus Müller porque quería viajar), la incomunicación, el amor, los secretos familiares, las miserias de las vidas corrientes...
Katia no nos muestra demasiado remordimiento o preocupación por lo que dejo atrás (¿acaso no conocía la investigación que sufriría su familia?); pero creamos nuestras propias burbujas precisamente para que no nos dañe lo que más nos importa. ¿Hubiéramos escapado, por amor, de nuestro país dejando allí a nuestra única familia sabiendo que no podríamos volver?, ¿hubiéramos sido capaces de vivir sin saber nada nunca más de nuestros queridos padres y nuestra hermana?, ¿cómo pudieron los padres y la hermana seguir adelante después de que les abandonara, sin previo aviso, la hija mayor?... De esto último nada nos dice Katia, porque nada sabe, lógicamente. Hasta el final.
En la RDA vivieron 86 españoles exilados, sobre ellos se han realizado algunos estudios en los últimos años.  Nos dan cuenta de ello estos artículos de El País e Interviú - algo de éste encontramos al leer la novela -.

viernes, 7 de septiembre de 2018

Alice McDermott, La novena hora

Melissa A. Benson, Monjas en la nieve. Nueva York, 1946.

El sufrimiento - dijo - no oculta la naturaleza verdadera de una persona, sino que la revela.

Ocurre en ocasiones que vivimos ignorando secretos trascendentales de nuestra propia vida - incluso llegamos a la tumba en su ignorancia - y, sin embargo, los conocen bien quienes nos rodean. Es el caso de Sally, que no supo nunca que la muerte de su padre, unos meses antes de que ella naciera, fue un suicidio. Así lo rememoran, muchos años más tarde, sus hijos, ya ancianos, en el relato de La novena hora (2017; Libros del Asteroide, 2018).
En Brooklyn a comienzos del siglo XX Jim, un empleado irlandés de los ferrocarriles, hombre vago y de poco espíritu, se suicida dejando viuda a su joven, enamorada y embarazada esposa, Annie. Enseguida se hace cargo de la situación la hermana St. Saviour, de las Hermanitas Enfermeras de los Pobres, que con diligencia intenta enterrar a Jim en sagrado antes de que trascienda la causa de la muerte. Porque, mientras los pobres no pueden ocultar la verdad,

Los ricos pueden conseguir que salga en los periódicos lo que quiera que les interese.

Las hermanitas darán empleo a Annie en la lavandería del convento y en ese entorno crecerá su hija Sally. Por lo que es natural que a los dieciocho años crea tener vocación de monja y decida ingresar en la sede de la congregación en Chicago. Pero le bastará el viaje en tren - atroz e iniciático - para comprender que no está hecha para afrontar a diario los horrores y mezquindades del mundo y de las personas y para, según llega, sacar un billete de regreso a casa. En Brooklyn le espera alguna otra decepción; así es la vida al llegar a la vida adulta.
La hora novena de la liturgia canónica - las tres de la tarde - representa aquella en la que Cristo murió en la cruz. La novena hora, impecable en su construcción narrativa, es una novela protagonizada por mujeres. Mujeres como Annie que debe enfrentar la pobreza, la viudez y el cuidado de una hija, mujeres como Sally que crece y debe enfrentarse a la realidad, mujeres como las hermanas St. Saviour, Jeanne, Lucy e Iluminata que nunca dudan en primar lo humano ante lo divino y optan por ignorar, tapar o incluso cometer pecados si ello contribuye a mejorar la vida de las mujeres pobres y enfermas de las que se ocupan. Porque tienen claro lo que es justo puesto que Dios otorga de manera innata el ser humano el concepto de justicia (cualquier niño sabe qué es justo sin que nadie se lo enseñe) y porque

En sus treinta y siete años de vida en aquella ciudad, la hermana había trabado relaciones de amistad con diversas personas que podían eludir las numerosas reglas y reglamentos - las reglas eclesiásticas y las civiles que la hermana Miriam llamaba las reglas de la sociedad educada - que complicaban la vida de las mujeres: las mujeres católicas en particular y las mujeres pobres en general.

Mujeres que ayudan a mujeres porque tienen clara la condición femenina:

La hermana Lucy dijo que la vida de una mujer era un sacrificio sangriento. (...) Si bien la pobreza y los hombres hacían que una situación ya mala - nacer mujer - fuera aún peor.

Por ello, la hermana Lucy siempre les pregunta a todas ¿tú marido te trata bien?.
Y mujeres como Liz, amiga de Annie, católica, pero ante todo vital que:

estimaba a las monjas - las adoraba, decía -, pero también abrigaba en el corazón la idea de que toda mujer que optaba por una vida de celibato y esfuerzos en pro de personas desconocidas había de ser, por fuerza, "un poco rara".

Una gran novela, llena de vida, pero de aire clásico y de ritmo decimonónico que pueden hacer que pese en las manos de algunos lectores. Que nos habla de una época y un ambiente - la inmigración irlandesa en el Brooklyn de principios del XX - cargada de machismo, pero, sin embargo, sus dos o tres personajes masculinos más relevantes son buenas personas.
Alice McDermott, de familia irlandesa, nació en Brooklyn en 1953. Es autora de ocho novelas de las que Libros del Asteroide también ha publicado Alguien y Tusquets tres de ellas hace casi veinte años.
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