lunes, 25 de junio de 2018

Craig Johnson, Castigo para los buenos

Monumento al jefe indio Tedyuscung, en Filadelfia.
Tres o cuatro meses después de Una muerte solitaria, Longmire y Henry Oso en Pie viajan a Filadelfia. Henry va a participar en una exposición fotográfica y el sheriff a visitar a su hija Cady. Pero el mismo día de su llegada, sin ni siquiera haberla visto todavía, Cady sufre una agresión que la deja en coma. Las sospechas se centran en el novio de Cady, pero él es asesinado poco después de que Longmire le interrogue entre los urinarios de un estadio.
La investigación oficial de la policía de Filadelfia se verá complementada por la extraoficial - pero coordinada - de Longmire. Vic vendrá desde Absaroka a colaborar en la investigación. Tras el ataque a Cady y la muerte de su novio encontraremos un turbio asunto que implica a abogados, fiscales y traficantes.
En Castigo para los buenos (2007; Siruela, 2013) tenemos ocasión de salir de Absaroka y situarnos en una gran ciudad del este sin que la novela se resienta y de conocer a la familia de Vic, una saga de policías urbanos que ayudará a nuestro sheriff. La novela confirma las virtudes de la serie; el encanto de los personajes que resultan tan humanos, la peculiaridad de cada uno de ellos que se inserta perfectamente en su protagonismo colectivo, la narración hábil, inteligente y llena de fino humor...
Craig Johnson nos ofrece con el universo Longmire una garantía de entretenimiento y de buena literatura negra.

domingo, 17 de junio de 2018

Richard Price, Los impunes

En los años noventa un grupo de siete policías, con peculiares métodos, resolvía sus casos con brillantez. Tanto su éxito como sus maneras poco ortodoxas les llevaron al ascenso, al cambio de destino y a la disgregación del grupo. Veinte años más tarde sólo Billy Graves sigue en el cuerpo de policía de Nueva York, en la Guardia Nocturna. No obstante, los viejos compañeros y sus vidas dispares siguen reuniéndose regularmente. Todos ellos - cada uno de ellos - están marcados por un caso que no pudieron resolver, por culpables de un crimen que quedaron impunes por falta de las pruebas suficientes. Ahora aquellos impunes empiezan a morir o desaparecer uno tras otro.
Por otra parte, Milton Ramos, otro agente de policía de Nueva York, se topa casualmente con una mujer, una enfermera. La reconoce. Es la niña del vecindario que dio el chivatazo por culpa del cual asesinaron a los hermanos de Ramos. Es Carmen, la mujer de Billy Graves. Ambas tramas, ambas vidas, la de Graves y la de Ramos avanzan paralelas en cada capítulo.
Poco a poco, entre la cinematográfica descripción de ambientes y escenarios, la gran maraña de personajes y de casos policiales - los antiguos y los actuales de cada día - se va resolviendo y la trama y la acción se centran en la venganza y el acoso de Ramos contra la familia de Graves - su mujer, sus dos hijos, su padre, un policía jubilado que sufre demencia senil -.
Leyendo Los impunes se tiene la sensación de que cada uno de sus capítulos sería un excelente capítulo de una trepidante serie televisiva - su autor Richard Price es uno de los guionistas de la celebrada The wire -, pero, sin embargo, como novela resulta difícil de seguir ante el derroche de personajes, crímenes, corrupciones, disparos, muertos, acciones, tiempos... Por eso se agradece que, según avanzamos, ya sepamos qué pasó con cada uno de los crímenes impunes y por qué y cómo aquellos delincuentes están recibiendo "su merecido" y la novela crezca con el enfrentamiento Graves-Ramos. En estos dos personajes - y la familia de Graves - y en el suspense que crea la venganza de Ramos reside lo mejor de esta novela sobre la policía de Nueva York, que se inscribe en el género del procedimiento policial. Inevitable recordar nuestra querida Canción triste de Hill Street.
Richard Price (Nueva York, 1949) es autor de nueve novelas. Los impunes (2015; Penguin Random House, 2016) es la última de ellas.

sábado, 9 de junio de 2018

Seicho Matsumoto, La chica de Kyushu

Kiriko Yanagida es una joven que gasta su poco dinero en viajar a Tokio con la intención de conseguir que uno de los abogados más prestigiosos de Japón defienda a su hermano Masao al que se le acusa del asesinato de una usurera a la que debía dinero. Kiriko es demasiado pobre para pagar los honorarios de Otsuka, el abogado, y éste tiene prisa porque ha quedado para jugar al golf con su amante. Así que apenas la atiende por mucho que ella apele al sentido de la justicia que a un abogado de su nivel se le presume.
Un periodista, que casualmente escucha una llamada desde una cabina de Kiriko al bufete de Otsuka, es quien se encarga de desentrañarnos a los lectores el caso de Masao Yanagida, un joven maestro que pidió un préstamo para reponer un dinero del colegio que había perdido.
Tras la muerte en la cárcel de Masao, mientras esperaba la resolución del recurso de apelación a la sentencia, Kiriko escribirá al abogado para que la muerte de su hermano le remuerda la conciencia - lo hace, pues investiga el caso -.
Luego, Kiriko se ve obligada a abandonar el hogar y trabajar en Tokio en un bar nocturno y las circunstancias la permitirán vengarse de Otsuka a través de un caso que guarda curiosas similitudes con el de su hermano.
Las pruebas que condenaron a Masao, por mucho que parezcan rotundas a jueces y policías a nosotros nos parecen meramente circunstanciales y la condena, fruto del mal trabajo del abogado de oficio. Y así se demuestra cuando ya no hay remedio. Y es que Matsumoto, con ese peculiar estilo suyo, de palabras justas y datos precisos, que combina la racionalidad escrupulosa de la buena novela policiaca con la denuncia contundente de la buena novela negra, pretende demostrarnos que la justicia no es igual para los ricos que para los pobres. Al mismo tiempo nos habla de la venganza y de la doble moral que personas como Otsuka pueden permitirse.
La chica de Kyushu (1961; Libros del Asteroide, 2017) es una novela de magnífica construcción y perfecta estructura narrativa, que acrecientan y dosifican el suspense y que demuestran la maestría se Seicho Matsumoto. Un relato que desde un planteamiento clásico nos lleva, cada vez con más interés, mediante un giro inesperado hacia un desenlace sorprendente que nos pondrá de manifiesto la maldad del ser humano.
De esta novela se han realizado versiones cinematográficas y televisivas en 1965, 1977, 2010 y 2014; lo que prueba su popularidad en Japón.

viernes, 1 de junio de 2018

Jessica Brockmole, Mujer entra por la izquierda

Louise Wilde, actriz de Hollywood, descubre por sorpresa que es la heredera de una guionista, Florence Daniels, a la que apenas conoce. En casa de la fallecida encuentra documentos que la relacionan con la madre de Louise, pero olvida llevárselos en ese momento. Al día siguiente sale de viaje a Las Vegas para participar en un rodaje. En este viaje Louise descubrirá fragmentos de su pasado que desconocía y decidirá continuar el viaje hasta la casa de su padre, en Nueva Jersey. Es la navidad de 1952.
Tras los pasos de Louise, un narrador en modo cinematográfico que nos relata en presente cuanto Louise hace. Sabemos así que está casada con un guionista que anda en silla de ruedas tras participar en la guerra de Corea; a consecuencia de esa situación su relación está deteriorada. Además, ella está harta de los papeles que le toca representar. Alternando con este relato, podemos leer los documentos que Louise ha dejado olvidados en casa de Daniels: un cuaderno de notas de la fallecida, un diario de la madre de Louise, un guión para una película. Por el cuaderno y el diario conocemos el viaje a bordo de un Ford T que Florence Daniels y Ethel Wild realizaron en 1926 desde Nueva Jersey hacia California.
En el viaje de Florence y Ethel encontraremos, aunque algunas cosas nos resulten previsibles, las claves de la novela y, sin embargo, es el viaje de Louise el que nos atrapa con mucha más fuerza a la lectura. Resulta así una novela quizá un tanto irregular, pero, sin duda interesante. Hay que lamentar, eso sí, algunos fallos de coherencia (en algunas ocasiones el diario de Ethel, al referirse a Florence, le llama Ethel, y viceversa. O se dice - en 1926 - que Carl, el marido de Ethel, estaba en Corea, mientras Ethel y Florence trabajaban en la fabrica durante la guerra - es decir, durante la P.G.M. -).
Nos habla Mujer entra por la izquierda (2017; Alba, 2018) de viajes en coche atravesando Estados Unidos, del mundo de Hollywood, de la caza de brujas del macartismo, de relaciones familiares, de amistad, de amor, de homosexualidad... Pero de lo que quiere hablarnos, nuevos documentos constituyen los últimos capítulo (antes de un feliz final navideño), es de "las chicas del radio"; mujeres que murieron envenenadas de radiación en los años posteriores a haber trabajado pintando relojes fosforescentes en una fábrica de Nueva Jersey durante la Primera Guerra Mundial.
Jessica Brockmole es una escritora estadounidense. Publicó su primera novela en 2013.
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