jueves, 25 de mayo de 2017

Seicho Matsumoto, El expreso de Tokio

El Asakaze, de Tokio a Hakata, inició su servicio en noviembre de 1956.
La novela policiaca japonesa nació en los años veinte en revistas de literatura popular. Hirai Taro, bajo el seudónimo de Edogawa Rampo (pronunciación japonesa de Edgard Allan Poe), fue el autor más importante del género durante el periodo de entreguerras. Rampo escribió siguiendo los modelos de sus admirados Poe y Conan Doyle. La tradición detectivesca se interrumpió durante la Segunda Guerra Mundial porque se consideró inmoral y contraria al orden público. En los años cincuenta fue Seicho Matsumoto quien recuperó y renovó el género, acercándose al modelo de la novela negra norteamericana. Y, como con tantos otros autores, es Libros del Asteroide quien se encarga de dar a conocer en España a Matsumoto (Fukuoka, 1909 - Tokio, 1992), prolífico escritor del que El expreso de Tokio es el primer título publicado en castellano. El expreso de Tokio se publicó por entregas en 1957 y como libro en 1958. Libros del Asteroide lo editó en 2014 y esta misma semana ha lanzado otra novela de Matsumoto, La chica de Kyushu.
En una playa del sur de Japón aparecen dos cadáveres - un hombre y una mujer -; parece evidente que se trata de dos amantes que han decidido suicidarse juntos y, como es costumbre en los casos de suicidio, el análisis forense es somero y la investigación policial rutinaria. Caso cerrado, a pesar de que a Torigai, uno de los agentes más veteranos de la comisaría, no le acaba de convencer la teoría del suicidio.
La joven muerta es una camarera de un restaurante de Tokio y el hombre un importante funcionario del ministerio X cuya declaración habría sido fundamental para destapar el grave caso de corrupción entre funcionarios y proveedores que se da en ese ministerio. Por ello, el subinspector Mihara, de la policía de Tokio, investiga la muerte del funcionario y la camarera. A pesar de sus pesquisas, todo parece acreditar la teoría del suicido y las coartadas del proveedor del ministerio X del que Mihara sospecha como autor del crimen. La paciencia y el estudio concienzudo de los horarios del Asakaze y de los demás trenes y aviones del país permitirá a Mihara, con la ayuda de Torigai, descubrir la verdad del caso.
La novela constituye una denuncia de la corrupción envuelta en un estilo claro y sencillo de palabras suaves; la denuncia es contundente como en la novela negra, el tono se aproxima al "no pasa nada, el crimen es una excepción que no nos afecta a todos" propio de la novela policiaca.
Nos encontramos, pues, ante una novela buena e interesante que, resulta, además, curiosa pues reúne y sintetiza varias líneas del género criminal; El expreso de Tokio es claramente una novela-enigma, propia de la novela policiaca clásica (la clave consiste en desvelar el sudoku de los horarios ferroviarios), pero, al mismo tiempo recoge la denuncia de lacras sociales, propia de la novela negra (las tramas de corrupción del ministerio X), y muestra la labor paciente y cotidiana de los policías y sus jefes, siguiendo la línea de la novela de procedimiento policial que Ed McBain inauguró en 1956 con las novelas del Distrito 87 (¿las conocería ya Matsumoto?) y que en Europa comenzaron a desarrollar Sjowall y Wahlöö en la década siguiente. Estamos, pues, ante una novela imprescindible para el estudio global de la novela criminal.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Austin Wright, Tres noches

El diccionario panhispánico de dudas define thriller como ‘Obra cinematográfica o literaria que suscita expectación ansiosa por conocer el desenlace’. Es decir, leemos un thriller - o novela de suspense - y nos olvidamos hasta de comer, mear o dormir porque devoramos sus páginas olvidados de que el tiempo existe y, además, pasa. Así las cosas, pocas cuartas de cubierta más mentirosas que la de Tres noches que define la novela como "vertiginoso trhiller". ¡Vertiginoso!, cuando al lector cualquier excusa le vale para descansar de la lectura un rato. Cierto que el planteamiento argumental parece sugerente:
al cabo de quince años Susan, profesora de literatura, recibe noticias de Edward, su primer marido, que le envía una copia del manuscrito de una novela que ha escrito. Pasados unos meses, Susan encuentra el momento propicio para leer durante unos días en los que Arnold, su marido actual, se encuentra de viaje. La lectura le lleva tres noches y nosotros acompañamos a Susan en la lectura completa de Animales nocturnos - la novela de Edward - y en sus pensamientos entre capítulo y capítulo y en su vida cotidiana en los dos días que enlazan las tres noches.
¿Qué pasa en Animales nocturnos? Pues que un hombre pusilánime, profesor de matemáticas, que viaja con su mujer y su hija tropieza de noche en la autopista con tres delincuentes. El encuentro acaba con la violación y muerte de las mujeres y con Tony, el hombre, abandonado en mitad del campo. Un año más tarde, cuando los asesinos van a quedar en libertad por falta de pruebas, el policía que lleva el caso propone a Tony otra manera de hacer justicia.
¿En qué piensa Susan? En cómo conoció a Edward y en cómo fue su matrimonio (Edward era un jeta que con el pretexto de que quería ser escritor vivía a costa de ella), en cómo conoció a Arnold (era un vecino cuya mujer acabó en el psiquiátrico) y en la situación actual de su matrimonio (el prestigioso cirujano Arnold debe tener un rollito de una enfermera), y en qué pretende Edward enviándole su manuscrito.
El planteamiento; interesante, con una novela dentro de una novela y todo. El relato - los dos relatos - lento, discursivo, reflexivo, introspectivo, con personajes que no acaban de resultar atractivos... en fin, todo menos un thriller.
Austin Wright (Yonkers, Nueva York, 1922 - Cincinnati, Ohio, 2003) es autor de ocho novelas. Publicó Tres noches (Tony and Susan, titulo original) en 1993, ésta es la única de sus obras editada en España (Salamandra, 2012).

martes, 9 de mayo de 2017

Nikolai Grozni, Jóvenes talentos

Nikolai Grozni en el  Concurso Chopin de 1989.
Nikolai Grozni (Sofía, 1973) fue un niño prodigio al piano; desde niño participó en festivales fuera de su país. En 1989 participó, en Sofía, en el Concurso Chopin. Hoy es autor de varias novelas y libros de relatos, de los que Jóvenes talentos (2011; Libros del Asteroide, 2012) es el único traducido al castellano.
Es evidente que redactar Jóvenes talentos supuso una importante catarsis para su autor; puede parecer que es una novela que podría tener unas cuantas páginas menos - hay un momento en que resulta un poco repetitiva y parece no avanzar - pero está claro que Grozni no quería - no podía - dejar de contar ni una sola de las cosas que llevaba guardadas desde hacía más de veinte años. Es evidente que casi todo Konstantin es Nikolai.
Jóvenes talentos, en primera persona, comienza con un prólogo escrito en presente histórico que sitúa el relato, que se desarrolla luego a lo largo de una serie de capítulos, cada uno de ellos centrado en un día concreto y relacionado con una pieza concreta de música clásica. La situación es esta: Konstantin es estudiante de la Escuela de Música de Sofía para Jóvenes Talentos, es uno de sus mejores pianistas. Sofía es una ciudad gris bajo el régimen comunista. Y la acción va a transcurrir entre noviembre de 1987, cuando Konstantin tiene quince años y noviembre de 1989, apenas unos días después de la caída del muro de Berlín, cuando Konstantin, tras participar en el Concurso Chopin, es expulsado de la Escuela.
A través de su relato Konstantin nos presenta un mundo hostil al afecto:

  • Konstantin tiene una relación con sus padres tan absolutamente carente de cualquier sentimiento paternal o filial que nos parece inconcebible; apenas se ven, él duerme la mayor parte de las noches en casa de su abuela, en la Escuela o, incluso, en la calle, ellos apenas se preocupan por él.
  • en la Escuela el odio entre alumnos y profesores es patente. Todos los profesores tienen motes, incluso la Mariquita, la profesora de piano que ha acompañado a Konstantin desde su primer concierto en el extranjero - Konstantin, ha estado al otro lado del muro - y casi la única persona con la que Konstantin mantiene una relación positiva. Los alumnos rechazan la historia, las matemáticas, la instrucción militar y todas las demás asignaturas a las que están obligados y consideran inútiles en su formación musical.
  • los alumnos también se odian. Los robots y los rebeldes al sistema. La amistad de Konstantin con otros alumnos talentosos nunca es del todo sincera y acaba mal. La hostilidad de los alumnos hacia todo su entorno les lleva a refugiarse en el tabaco, en el alcohol, en polvos echados apresuradamente en el desván de la escuela, en el próximo Jardín de los Médicos o en el portal de cualquier edificio cercano. Algunas chicas han abortado ya con apenas quince años.
  • la ciudad es plomiza y triste, sometida, como la escuela, a un régimen autoritario. Se diría que el único objetivo del comunismo es crear una sociedad en la que no haya ni un milímetro para el amor, la amistad o el afecto; sin sentimientos es más fácil seguir órdenes y aceptar la autoridad.

Y la música, como única liberación posible:

La música puede curar, puede dar nueva vida.

A los músicos se les dispensa de participar en la locura de los gobiernos y los países; los músicos pueden fingir que no comprenden el lenguaje de la gente corriente.

Yo era afortunado. La clave de mi fuga estaba en las puntas de mis dedos.

Y Chopin. Siempre Chopin:

Siempre había sabido que la diferencia entre Chopin y los demás compositores era que él escribía en primera persona, y todos los demás en tercera.

Konstantin nos resulta un romántico "de manual"; un joven rebelde e inconformista, egocéntrico, enfrentado al mundo que le rodea, que se expresa con una prosa apasionada. Precisamente esa pasión de sus palabras es la que mantiene al lector agarrado a la novela, acompañando a Konstantin con independencia de la idea que tenga de él, perdonando esas páginas de más antes citadas. Y Jóvenes talentos una novela excelente para comprender el Romanticismo - aunque esté escrita en el siglo XXI -. Una novela de formación, con su bajada a los infiernos incluida y que, naturalmente, se disfrutará más cuanto mejor se conozcan las piezas musicales a las que hace referencia.

lunes, 1 de mayo de 2017

Ian McEwan, En las nubes

Peter Fortune comprendió cuando era adulto por qué, en su infancia, los adultos le consideraban un chico "difícil"; le gustaba estar solo y pensar en sus cosas. Peter siempre estaba en las nubes. Tras presentarnos al personaje, En las nubes (1994; Anagrama 2007) nos ofrece siete relatos protagonizados por Peter entre los diez y los once años. Peter sueña despierto y en sus sueños, a menudo, se transforma en otro, se muda en otro cuerpo como dice la cita de Ovidio que abre la novela.
A través de las fantasías de Peter - el día que es atacado por el ejército de muñecas de su hermana, cuando intercambia su cuerpo con el viejo gato de la familia o con el bebé de su tía, cuando descubre al ladrón que atemoriza al barrio o se enfrenta al matón del colegio (otro niño que, como él, tiene un peluche en su cama) o cuando utiliza una crema para hacer desaparecer a su familia - vemos evolucionar al personaje desde la infancia a la conciencia de la vida adulta. Evolución que culmina en El adulto, el último de los relatos.
Ian McEwan domina con maestría la fantasía y el lenguaje infantil. Con esa misma maestría consigue que el tránsito de las nubes a la realidad resulte en cada relato absolutamente natural. Con En las nubes McEwan nos ofrece una deliciosa lectura que nos resultará igualmente rica cualquiera que sea nuestra edad a partir de los diez o doce años. No se trata, en absoluto, de un libro "infantil", sino de una novela adulta que pueden disfrutar plenamente los lectores preadolescentes.
Con la tecnología de Blogger.