domingo, 24 de enero de 2016

Phil Klay, Nuevo destino


¿Qué vais a hacer cuando os estén disparando y llaméis a la artillería y mande el puto edificio a tomar por culo y os vayáis encontrando trocitos de niños pequeños, bracitos y piernecitas y cabecitas por todas partes?".

Nuevo destino (2014; Literatura Random House, 2015) recibe su título del primero de los doce relatos que lo componen. Phil Klay (White Plains, Nueva York, 1983), veterano de la guerra de Irak, narra con realismo y crudeza, sin concesiones, la experiencia de la guerra y de la vuelta a casa. La acción del combate, la experiencia de matar por primera vez, el trabajo en el Servicio Funerario recogiendo, embolsando y procesando cadáveres, el paso del campo de combate al centro comercial, el reencuentro con la familia y los amigos, el reingreso en la sociedad civil con las huellas, heridas y mutilaciones evidentes, las posibilidades de ligar - o no - que dan el uniforme o la condición de veterano... Y, naturalmente, las cuestiones éticas; ¿la guerra es justa?, ¿hacemos lo que debemos?, ¿matar enemigos es asesinar?, ¿cuando disparo en equipo un cañón con kilómetros de alcance, cómo puedo saber a cuántos y a quiénes he matado; los he matado yo que sólo he cargado el proyectil o quien lo ha disparado o quien le dio las coordenadas?, ¿cómo enfrentar la muerte - la del amigo, la de los civiles, la que te rodea como elemento propio de la guerra -?....
Los protagonistas son chicos de diecinueve años, en la flor de la vida, fuertes y delgados, rebosantes de espermatozoides que les rebosan hasta por las orejas que, sin putas a las que recurrir - en Vietnam las había, pero no en Irak - se pajean en cualquier sitio o comparten coños de látex. Chavales que pasan el rato entre combate y combate jugando a Pokemon en la DS o al GTA en la PSP, que recurren a las drogas para poder dormir, que sienten nacer en ellos el sentimiento de culpa, que, en algunos casos, puede llevarlos al suicidio...
Acierta plenamente Phil Klay al presentarnos doce relatos y no una novela. Porque gracias a ello consigue que el lector no tenga respiro, que la tensión del relato no decaiga nunca. El estilo rico, poderoso, natural y trabajado, da unidad a los distintos relatos y provoca que el lector sienta lo que sienten los personajes, a pesar de que es imposible ponerse en el lugar de quien vive una guerra en su propia piel. Consigue además una gran riqueza de perspectivas; las de doce narradores en primera persona que comparten con nosotros su visión de la guerra desde sus diferentes condiciones; un veterano, un marine, un capellán, un artillero... Y obtenemos con ello una rica panorámica de ángulos distintos desde los que sentir, más que contemplar, el horror de la guerra y la difícil adaptación a la vida cotidiana después de bajarse de un avión y estar de nuevo en casa.
Nuevo destino es la primera obra de Phil Klay y resulta una lectura imprescindible.

sábado, 16 de enero de 2016

Etgar Keret, Los siete años de abundancia

Nos habla el Génesis de José, hijo de Jacob que interpretó el sueño sobre siete vacas gordas y siete vacas flacas que tuvo el Faraón de Egipto. A los siete años de abundancia que José predijo hace referencia el titulo de este libro de Etgar Keret (Tel Aviv, 1967).
No resulta fácil conocer la primera edición de Siete años de abundancia; no aparece en los créditos de la edición de Siruela de 2014. La mexicana de Sexto Piso es de 2013, la edición en francés es de 2014, la publicada en inglés de 2015. En Israel, al parecer, el libro no ha sido publicado pues Keret no desea que cuestiones tan íntimas de su vida sean leídas por sus vecinos. La cuarta de cubierta nos dice que el libro es el resultado de las notas que el autor ha recogido de su vida personal durante siete años, pero analizando la cronología interna del texto parece que se extiende algo más de siete años (quizá no debamos entender literalmente la cifra como se nos quiere hacer creer sino interpretar la alusión bíblica del título) y atendiendo a la brevedad de los treinta y cinco relatos que lo componen más bien parece que Siete años de abundancia es una recopilación de artículos de Etgar Keret preparada para un lanzamiento internacional más o menos simultáneo.
Dejando aparte la arqueología, Siete años de abundancia nos presenta la vida cotidiana en Israel, rodeada siempre de una tensión bélica latente; un día puedes pasar una tarde agradable en la playa, cualquier otro día se recrudece la guerra o cae un misil en las calles de Tel Aviv, los padres deben plantearse si cuando su hijo recién nacido cumpla dieciocho años le permitirán enrolarse en el ejército o, aunque ese sea el deseo del chico, le impedirán poner su joven vida en juego de esa manera, tu hermana, que era una persona normal, desaparece de tu vida abducida por el fundamentalismo religioso que la encierra en casa y la rodea de once hijos, la omnipresencia del pasado de tus padres, supervivientes del holocausto, la muerte del padre...
El libro se inicia con el relato del nacimiento del hijo del autor mientras las enfermeras están ocupadas atendiendo a los heridos en un ataque terrorista. Se cierra con Keret, su mujer y el niño tirados en el suelo de una autopista, como corresponde cuando una alarma antiaérea te pilla en carretera. Por el camino, el relato sobre su hermana "muerta" (se hizo ultraortodoxa) que podemos leer completo en El País, o esta reflexión sobre el popular juego Angry birds:
Mi mujer fue la única en la familia que dio en el clavo. Angry Birds es tan popular en nuestro hogar y en otros porque en realidad nos encanta matar y destrozar cosas. Sí, es verdad que los cerdos nos robaron los huevos en la breve introducción del juego, pero, entre vosotros y yo, esa es solo una excusa para que canalicemos la vieja furia de siempre hacia ellos. Cuanto más tiempo paso pensando en ese juego, más claro lo veo: bajo la adorable apariencia de los graciosos animales y sus dulces voces, Angry Birds es un juego que es coherente con el espíritu de los terroristas fundamentalistas religiosos".

viernes, 8 de enero de 2016

Paul Gallico, Flores para la señora Harris

Pase de modelos de Dior en 1953.
Flores para la señora Harris (1958; Alba, 2015) de Paul Gallico (Nueva York, 1897 - Mónaco, 1976) es una novelita amable. Contiene elementos de cuento de hadas, recuerda a Cenicienta y está protagonizado por un tipo que ya conocemos; una viuda o solterona  - viuda en este caso - inglesa de origen social humilde que afronta con buen humor e ingenuidad las circunstancias de un mundo que le es adverso, aunque no odioso, y que se gana por su ternura el afecto del lector.
En este caso, la protagonista es Ada Harris, una desenvuelta señora de la limpieza londinense, que trabaja duramente seis días a la semana y lleva, naturalmente, una vida humilde. Contemplando el armario de una clienta siente que tiene un capricho que debe colmar aun sabiendo que se trata de "algo exquisito pero inútil, un lujo completamente inaccesible": desea tener un vestido de Christian Dior. Desde ese día se ocupa de ahorrar - la fortuna le sonríe y consigue con una quiniela premiada parte de la cantidad que necesita - para poder viajar un día a París y comprarse un vestido en Dior. Acabará consiguiendo el dinero y viajando a París. Y allí vivirá, durante una semana, una bonita aventura y se ganará la simpatía de un grupo de franceses que resultan ser personas agradables y no bárbaros extranjeros.
Paul Gallico escribe, como corresponde a esta historia, con un estilo sencillo y en tono de comedia ligera. El argumento y el tono hacen perfectamente comprensible que la novela se llevara al cine y que su éxito llevara al autor a escribir tres nuevas aventuras de la señora Harris.
Autor de una amplia obra, Gallico debe su mayor fama a la novela La aventura del Poseidón (1969) y su adaptación cinematográfica.

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