viernes, 26 de junio de 2015

James M. Cain, La camarera

Joan era una chica de familia bien pero su vida se fue al garete cuando se quedó embarazada con diecisiete años. La camarera comienza tres años más tarde, cuando Joan acaba de quedar viuda; su borracho marido ha muerto en un accidente de tráfico y su cuñada se queda con su hijo mientras ella, gracias al sargento de policía que lleva el caso del accidente, consigue un trabajo de camarera en un bar de copas. Allí conocerá a dos clientes, un hombre rico y viejo, que le deja generosas propinas, y un apuesto joven. Tenemos servido el triángulo amoroso con una mujer fatal de por medio. Joan vela por lo que más quiere, el interés de su hijo al que desea recuperar de las garras de su cuñada, y actúa en consecuencia, mientras un joven y quisquilloso agente de policía se empeña en culparla de la muerte del marido borracho y de las que vendrán después.
Todo esto lo sabemos gracias a la grabación que Joan hace de su relato nueve meses después de ser juzgada. El juicio y su sentencia dejan dudas y la narración en primera persona es un gran acierto, pues, mientras avanza, mantiene la tensión porque el lector sospecha siempre que algo pasará o que la versión de Joan será parcial y quizá las cosas habrán sido de otra manera, que no debe fiarse del todo. El final de la novela reafirma la ambigüedad y es cosa nuestra creer a Joan o dudar de su palabra. Además, en un giro final, podemos imaginar un futuro próximo que Joan no puede ni sospechar; ella no conoce - estamos a finales de los cincuenta o principios de los sesenta  en Hyattsville, Maryland - los efectos de la talidomida, pero nosotros sí.
James M. Cain (Annapolis, Maryland, 1892 – University Park, Maryland, 1977) es uno de los grandes de la novela negra clásica. Se caracteriza su obra pot la carga sexual, bastante provocadora en su momento, de sus historias. Entre sus novelas destacan El cartero siempre llama dos veces y Pacto de sangre, dos obras fundamentales del género. La camarera - aunque un poco larga - comparte los rasgos estilísticos, temáticos y narrativos de las otras novelas de Cain. A su muerte La camarera quedó inédita y tan interesante como leerla es leer el epílogo de Charles Ardai, el editor norteamericano que la recuperó de un cajón y la publicó en 2012, donde se explican las dificultades del trabajo del editor cuando son varias las versiones que el autor dejó de la novela y hay que evitar incoherencias en el texto (quizá se  le pasó que se llama Kennedy al aeropuerto de Nueva York cuando parece que la acción transcurre unos pocos años antes de que recibiera ese nombre).
La recepción de Cain en España ha sido amplia desde la publicación de Pacto de sangre en 1956. RBA publicó La camarera (seguramente el título debería ser La Camarera si atendemos al relato) en 2013 y El País el verano pasado en su colección Grandes clásicos de la novela negra.

jueves, 18 de junio de 2015

Vicente Valero, El arte de la fuga

Fernando Pessoa.
Conocimos la prosa exquisita de Vicente Valero en Los extraños. Periférica publicó el pasado marzo El arte de la fuga donde Valero (tomando el título de Johann Sebastian Bach) vuelve a demostrar su maestría en el dominio de la prosa mediante tres relatos que nos aproximan a los momentos "de fuga" - la muerte y la liberación del alma, la locura, la identidad ficticia - de tres grandes poetas. En el primero fabula sobre los días finales de la vida, en 1591, de San Juan de la Cruz, enfermo, en un convento de Úbeda. En el segundo recrea el viaje, en 1802, a pie desde Burdeos hasta Stuttgart del poeta romántico Friedrich Hölderlin en busca de su amada y en el tercero la noche, de 1914, en que Fernando Pessoa creó al primero de su heterónimos, Alberto Caeiro.
El arte de la fuga tiene la virtud de provocar el interés del lector por saber más sobre estos tres grandes poetas universales y, sin embargo, es, por encima de todo, un ejercicio poético ante el que el lector queda deslumbrado por la brillantez de la palabra y la sintaxis de Valero. Pero queda también lejano a lo narrado, frío, o al menos destemplado, y no conmovido como ocurría con Los extraños.

miércoles, 10 de junio de 2015

Marcos Abal, Una insolencia

Cuando hace un año aquel árbitro holandés se arrogó el poder de parar el tiempo hasta que ganen los de siempre y el mejor equipo de la historia se derrumbó en Brasil bajo los efectos maléficos de Mourinho y Martino - que incluso, parecía, había conseguido que Xavi lo dejara -, dijimos Adiós al fútbol con Valerio Magrelli. Pero el tiempo cura y las drogas nunca se abandonan y, aunque ya nada volverá a ser lo mismo tras el sueño robado en Lisboa, aquí seguimos. Felices ahora ante la despedida gloriosa de Xavi Hernández.

En Pelé era en Pelé
i Maradona un i prou.
Di Stéfano era un pou
de picardia.
Honor i glòria als qui
han fet que brilli el sol
del nostre futbol
de cada dia.
Tots tenen els seus mèrits;
lo seu a cadascú,
però per mi ningú
com en Kubala.

Decía Joan Manuel Serrat en 1989. Kubala y Di Stéfano, luego Pelé y más tarde Cruyff. Pero, por encima de todos, Diego Maradona. Y, sin embargo, Leo Messi, que deja pequeño al Pelusa. Quizá debamos aceptar que dentro de diez, quince o cincuenta años habrá un futbolista mejor que Messi. Pero nunca habrá otro como Xavi. Por eso, en homenaje a Xavi y todo lo que nos ha dado y enseñado a todos en sus 767 partidos (¿habré visto a Xavi al menos quinientas veces?; eso espero), es buen momento de traer aquí Una insolencia (2012), de Marcos Abal, un pequeño librito de la colección Hooligangs ilustrados de Libros del K.O. - ya hablamos de Yonkis y gitanos -.
Marcos Abal, nacido en Pontevedra en 1975, parte de la idea - ¿evidencia? - de que todo aquel que nace en un lugar como Pontevedra es del equipo de su pueblo o su ciudad, pero luego, y además, del Madrid o del Barça. Y él es del Barça. Pero también reconoce - y se nota - que no es un aficionado demasiado "forofo". Para hablarnos del Barça decide renunciar a hablarnos del presente, a hacerlo del equipo ganador de Guardiola, pero también renuncia a hablarnos del Barcelona del pasado, un equipo que, por su edad, no conoció, de jugadores míticos pero siempre perdedores:

La derrota más trágica es la derrota habitual (aunque no será el caso del Atlético, más proclive a la derrota impredecible), pues a lo penoso de la derrota se le une lo penoso de la rutina".

Y, elige, por tanto, el Barcelona de su adolescencia; el Dream Team, el de aquellos jugadores que cometían la insolencia de no jugar para sudar la camiseta sino para pasarlo bien, el Barça de Cruyff (entrenador) y Guardiola (jugador), que puso las bases del Barcelona campeón de ahora. Laudrup, Stoichkov, Romario. Pero más bien quiere Abal repasar el tiempo feliz de la adolescencia, a pesar de que

Es cobarde, llorón, pajillero, y ahora ecologista, comunista y del Barça. Menudo drama (...) Las niñas de su clase alucinan con este Trosky imberbe, tímido y señor, y él alucina con las tetas que les van creciendo a ellas bajo los jerséis. Algunas desarrollan muy pronto (...) ¿Y dónde queda el fútbol en todo esto? Quien sabe. El fútbol es siempre un poco fascista, como todo hervidero de emociones en las que la adhesión incondicional importa mucho y la razón muy poco".

Y poco más; la verdad es que Una insolencia no deja de ser una reflexión bastante ligera como algo ligera parece la afición de su autor.

martes, 2 de junio de 2015

Mark Twain, Diario de Adán y Eva

William-Adolphe Bouguereau, El primer duelo (1888).
La Biblia es, como sabemos, fuente fundamental de la Literatura y del Arte. El Génesis y varios de sus personajes lo son en particular. La representación de Adán y Eva, del pecado original, en pinturas, esculturas, vidrieras... es una constante de la Historia del Arte. Y son motivo para Mark Twain en su Diario de Adán y Eva, tan grandioso como breve. Una obra maestra.
Twain con el diario de Adán nos ofrece una lectura gozosa, irónica y sutil. Impagable el gozoso humor con el que descubrimos su incapacidad para reconocer a sus propios hijos. Luego, el de Eva, es un contrapunto. Lo es de algunos hechos narrados por Adán de los que ella tiene otra perspectiva, de la visión que cada uno nos aporta de su relación. Pero lo es, fundamentalmente, de personalidades. Eva se nos muestra - lo refleja la sintaxis más compleja de su diario - más reflexiva y, al mismo tiempo más sensible y sentimental.

Empiezo a comprender que la esencia de mi naturaleza es el amor por lo bello, una auténtica pasión por lo bello".

nos dice Eva. Que, sin embargo, se considera un experimento creado para dar gracias al Dador por el mundo creado. Y cree en la experimentación como método de conocimiento y, experimentado, crea el fuego - lo primero creado por un ser creado - y conoce, o al menos saca conclusiones, cómo funciona el mundo.
Frente a la Eva sensible y reflexiva, inteligente y locuaz, el Adán simple y sin preocupaciones, sólo preocupado por aquello que sea útil. Fina caricatura de los tópicos sobre hombres y mujeres. Finalmente, cuarenta años más tarde, el paraíso no es lo que era, pero Adán y Eva se aman profundamente.
El Diario de Adán y Eva, publicado por primera vez en el número navideño de 1905 de la revista Harper Bazaar y al año siguiente como libro, es una lectura imprescindible (de sus diversas ediciones en castellano, aquí nos referimos a la publicada por Trama en 2014). Su autor Mark Twain (Florida, Misuri, 1835 - Redding, Connecticut, 1910) es, probablemente, la más destacada figura de la novela norteamericana y el creador de uno de los personajes literarios más conocidos, Tom Sawyer.
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