viernes, 24 de abril de 2015

Diego Ameixeiras, Matarte lentamente

Akal acaba de publicar, marzo de 2015, en su interesante Básica de bolsillo, Serie negra, Matarte lentamente, de Diego Ameixeiras, que Xerais publicó en gallego en 2013. No se trata de una novela negra - hay crímenes y delitos, pero no hay investigación -, pero sí es negra, y mucho, la realidad social que nos presenta.
La novela está compuesta por cincuenta y siete pequeños capítulos, que son, en realidad, cincuenta y siete escenas, que van componiendo una historia de personaje colectivo narrada, a modo cinematográfico, por un narrador objetivo que nos muestra, usando el presente, lo que hacen y dicen los personajes sin entrar en lo que piensan y sin rasgos de opinión u omnisciencia (apenas se le escapa algún "aún no sabe que pasados unos minutos tendrá que llamar a una ambulancia"). Hubo un tiempo en que a esta manera de narrar la llamábamos behaviorismo. Así que Diego Ameixeiras ha decidido recurrir a la técnica narrativa testimonial de la novela social de mediados del XX para darnos testimonio de la espesa negrura de la sociedad en que vivimos actualmente.
Así, en Matarte lentamente se entrecruzan historias, vidas y personajes - como en los relatos de ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976), de Raymond Carver, llevado al cine como Vidas cruzadas (Robert Altman, 1993) -, en un invierno soleado - la lluvia aparecerá en el final de la novela, cuando todo lo que puede ir mal vaya peor - en Santiago de Compostela. Unos padres desesperados que organizan un acto benéfico para recaudar fondos insuficientes para salvar la vida de su hijo que sufre una enfermedad rara; un matrimonio de ancianos, víctimas de la estafa de las preferentes, que deciden quitarse la vida; su hijo que decide vengarles; una quinceañera, cuyo padre la ve crecer con preocupación, que decide abortar clandestinamente; una investigadora privada, acosada telefónicamente, que descubre que su pareja le es infiel; una pareja que no puede adoptar un hijo porque él tiene antecedentes penales; una joven ecuatoriana que paga su viaje a España, huyendo de la pobreza, viajando con cincuenta bolas de cocaína en el estómago... Trafico de drogas,  violación, conspiración para el asesinato, asesinato, suicidio, ocultación de cadáveres... Una realidad dura y desesperanzada a la que los personajes no parecen capaces de vencer.
Una interesante novela en la que el autor ha optado por la fotografía dejando la reflexión para el lector. Con ello ha renunciado a profundizar en el pensamiento de sus personajes pero, a cambio, nos ofrece una lectura breve, ágil y dinámica y nos obliga a ser nosotros quienes tengamos algo que decir sobre el tiempo en que vivimos.
Diego Ameixeiras (Lausana, Suiza, 1976) escribe en gallego y es autor de varias novelas y guiones televisivos.

jueves, 16 de abril de 2015

Jordi Nopca, Vente a casa

Publicado en catalán por L'Altra y en castellano por Libros del Asteroide en marzo de 2015, Vente a casa, del periodista Jordi Nopca (Barcelona, 1983), recoge diez relatos ambientados en la Barcelona de ahora mismo. El conjunto presenta armonía y ninguno de los relatos desentona de los demás y todos ellos, que nos hablan de hoy mismo - de la crisis económica, de nuestras vidas después de internet... -, resultan deliciosos, llenos de frescura y viveza, de personajes entrañables, de fino humor, de una prosa rica, agradable de leer y floreada de referencias culturales que, en absoluto, dificultan la lectura ni la hacen pedante. Al contrario. Nopca domina muy bien la técnica del relato corto y la mejor expresión de ese dominio, junto a la variedad de perspectivas narrativas, son los magníficos giros finales que nos ofrece en todos o casi todos los relatos. Como el de Anillo de compromiso, que narra la relación entre Miguel, peluquero de perros, y su abuela - sólo él la visita en la residencia - y la premonición que ella tiene tras la boda de él y que nos remite al inicio del relato.
Al libro le da título una frase del primer relato, No te vayas; una bonita historia de amor entre una universitaria que trabaja de dependienta en una tienda de ropa durante las navidades y un chico de treinta años que aún vive con sus padres. Magnífico. Como Navaja suiza, la historia de un matrimonio que prepara concienzudamente sus viajes turísticos antes de realizarlos. Como la trágica historia de la mujer borracha de Las vecinas.
Qué decir de ese prejubilado que, ante la estupefacción y la incredulidad de su mujer y sus hijos, decide que se va a poner a aprender a tocar el saxofón en Velas y túnicas, que nos narra su hijo, estudiante de filología, y cuyos verdaderos protagonistas son los abuelos. O de ese chico de primero de carrera que nunca sabe encontrar el momento de decidirse a pedirle a su amiga que sean novios - otro final inesperado - de Cine de autor. O de la soberbia del escritor protagonista de La pantera  de Oklahoma.
En los otros tres relatos del libro Jordi Nopca nos presenta a otras tantas parejas cuya relación se encuentra en crisis por distintas causas.
Merece la pena leer Vente a casa porque nos regala una bocanada de aire fresco en estos tiempos turbios en que vivimos.

miércoles, 8 de abril de 2015

Maggie O'Farrell, La extraña desaparición de Esme Lennox

Pierre Auguste Renoir, Baile en la ciudad (1884).
La abuela de Iris, aquejada de Alzheimer, vive en una residencia, su madre en Australia y su padre murió. Así que su hermanastro Alex es su única familia. Iris tiene una tienda de ropa de segunda mano y le aterra la idea de casarse, de atarse para toda la vida. Inesperadamente, desde el manicomio se ponen en contacto con ella para que se haga cargo de Esme Lennox. Nunca ni ella ni su madre han tenido noticia de su existencia, pero Esme es la hermana de su abuela paterna, e ingresó en el manicomio a los dieciséis años, hace sesenta y uno.
Antes cualquier podía meter a su hija o a su mujer en un manicomio sólo con la firma de un médico de cabecera".
Iris visita a su abuela Kitty con la esperanza de que recuerde a su hermana y le diga algo sobre ella. Finalmente Iris recoge a Esme y tiene que acogerla en casa durante un fin de semana. Una perspectiva narrativa triple permite el lector saber más que los personajes. El narrador que acompaña los pasos de Iris, el que muestra los pensamientos de Esme - completamente cuerda -, y el que fluye entre los recuerdos de Kitty. Así sabemos que Kitty, seis años mayor, y Esme nacieron y se criaron en la India - Esme vivió siendo muy niña una experiencia terrible -, pero la familia regresó a Edimburgo, donde la vida está marcada por innumerables convenciones sociales que no agradan a Esme - su padre no le dejará ir a la universidad, estudiar después del colegio, porque en su familia las mujeres no necesitan trabajar -. Esme fue víctima, durante un baile de nochevieja, de lo que entonces se consideraría un escándalo - hoy, un indigno abuso -. Para esconderlo, fue ingresada en el manicomio por decisión rotunda e intransigente de su padre. Desde entonces fue borrada de la vida familiar. El lector conocerá algunos otros secretos familiares y se encontrará con un final inesperado - o no -.
Desgraciadamente, disponemos de una única vida y, a pesar de los dolores y sinsabores que nos ofrece entreverados con alegrías e ilusiones, debemos aprovecharla e intentar ser felices. Por eso la literatura es imprescindible; una de sus más importantes funciones es la de permitirnos vivir otras vidas y, con ello, aprender a sacarle todo el jugo a la nuestra y a enriquecerla. La extraña desaparición de Esme Lennox (2006) no sólo nos permite vivir e imaginar otras vidas, nos obliga, además, a pensar, con profunda tristeza, en todas aquellas personas, en todas aquellas mujeres - reales, no personajes literarios -, que vieron sus vidas - su única y preciada vida - no ya frustradas, sino truncadas por decisiones autoritarias del hombre del que dependían.
Maggie O'Farrell (Coleraine, Irlanda del Norte, 1972) es autora de seis novelas, de las que Salamandra ha publicado en España, La desaparición de Esme Lennox en 2009 e Instrucciones para una ola de calor en 2013.
Con la tecnología de Blogger.