jueves, 25 de abril de 2013

Alan Sillitoe, La soledad del corredor de fondo

Muchachos de un reformatorio británico haciendo gimnasia.
Se cumplen hoy tres años del fallecimiento de Alan Sillitoe (Nottingham, 1928 - Londres, 2010). Sillitoe es uno de los Jóvenes Airados que, a mediados de los años cincuenta. llevaron la literatura inglesa por el camino del realismo social. El movimiento comienza en el teatro - John Osborne - y culmina en el cine - Free Cinema -. Los Jóvenes Airados lo estaban con la sociedad inglesa, anclada en valores tradicionales ya caducos, y, por ello, centraban su atención en  las condiciones de la vida cotidiana de las clases obreras. Localismos aparte, lo mismo que en esos mismos años expresan la literatura española y el cine neorrealista italiano; el desencanto, la falta de expectativas de los jóvenes obreros, el desarraigo social, el rechazo de los valores imperantes...
Las dos primeras obras, redactadas mientras vivía en Mallorca, de Alan Sillitoe son también las más importantes; Sábado por la noche y domingo por la mañana (1958) y La soledad del corredor de fondo (1959). Ambas recientemente reeditadas por Impedimenta. Hay de ellas varias ediciones anteriores. Las adaptaciones cinematográficas de estos relatos de Sillitoe son también lo más destacado del Free Cinema.
La soledad del corredor de fondo es un libro de relatos al que da título el primero y más largo de ellos, del que podríamos decir que constituye una novela corta. El protagonista de este relato es Colin Smith, un chico de diecisiete años - de Nottingahm como Sillitoe y sus demás protagonistas - que ha ingresado en el reformatorio como consecuencia de un robo. Dadas sus condiciones "innatas" de corredor -
correr siempre había sido algo importante para nuestra familia, especialmente correr huyendo de la policía".
- el director le ofrece la oportunidad de ser una persona honrada y le permite entrenar cada mañana al aire libre, al margen de las jornadas de trabajo de los otros muchachos, para que consiga ser el ganador, en representación del centro, del concurso anual de cross de reformatorios. Colin aprovecha la soledad del corredor de fondo para pensar mientras corre porque
Es un lujo ser un corredor de fondo, ahí fuera, solo en el mundo, sin un alma que te ponga de mal humor o que te diga qué tienes que hacer o que hay una tienda en la que entrar a robar un poco más atrás, en la siguiente calle. A veces pienso que nunca soy tan libre como durante ese par de horas que troto por el sendero fuera de las verjas y doy vueltas alrededor de ese roble pelado y barrigón que hay al final".
Todo estupendo si no fuera
Porque, tras darle tantas vueltas, me he dado cuenta de que [ser honrado] resulta ser algo que no vale para mí, teniendo en cuenta dónde nací y dónde me crié. Porque otra cosa que la gente como el director nunca comprenderá es que yo soy honrado, vaya que lo soy, nunca he sido otra cosa sino honrado, y siempre lo seré".
Pensando mientras corre también comprende Colin que ellos (la gente como el director) y él están y estarán siempre en guerra, pertenecen a mundos distintos y confrontados y tienen conceptos distintos y confrontados sobre qué es ser honrado. Colin Smith seguirá corriendo y pensando hasta el día culminante de la carrera de ocho kilómetros campo a través del Premio Banda Azul para todos los correccionales de Inglaterra. Naturalmente, no os voy a contar aquí ahora qué ocurre en la carrera. No me parece honrado.
Colin Smith se inscribe así en una lista de rebeldes sin causa - o con ella - que en esos mismos años inaugura Holden Caufield en El guardián entre el centeno (1951) de D. J. Salinger y continúan el Jim Stark protagonizado por James Dean en Rebelde sin causa (1955) o el Antoine Doinel de Los cuatrocientos golpes (1959) de Truffaut.
La soledad del corredor de fondo está narrada en primera persona por Colin Smith con un lenguaje vivo, natural y creíble. Precisamente, de los demás relatos del libro, son los que también están narrados en primera persona los que resultan más interesantes; El cuadro del barco de pesca, Una tarde de sábadoLa deshonra de Jim Scarfedale, y Declive y fracaso de Frankie Buller, lleno de datos inequívocamente autobiográficos.

sábado, 20 de abril de 2013

Dai Sijie, Balzac y la joven costurera china

Criticad el viejo mundo y construir un mundo
nuevo con el pensamiento de Mao,
dice este cartel de 1966.
Durante los años sesenta Mao llevó a cabo en China la llamada Revolución Cultural. Como consecuencia de esta Revolución se cerraron las universidades, se reformó el sistema educativo primando la ideología sobre asignaturas de contenido científico, y millones de personas con formación intelectual fueron enviadas a trabajar al campo para ser "reeducadas" por campesinos ignorantes considerados guardianes de los más puros principios comunistas.
Dai Sijie (Chengdu, 1954) fue "reeducado", puesto que era hijo de médicos, entre los diecisiete y los veinte años, entre 1971 y 1974. Y esto da base autobiográfica a Balzac y la joven costurera china. (Salamandra, 2001) pero para nada Balzac... es un libro de memorias sino pura novela. Una novela que  reúne, a priori, condiciones que no hacen extraño que fuera un "inesperado" éxito editorial cuando se publicó en Francia en 2000; una atrayente base autobiográfica, una dosis de denuncia política de un régimen totalitario, una historia de amor iniciático, el valor de la amistad, un alegato en defensa del poder de la literatura, un relato en primera persona con prosa de amable lectura...
Sin embargo, en Balzac y la joven costurera china prima lo novelesco sobre lo biográfico, la ficción literaria sobre la denuncia política, el melodrama sobre la ideología. De hecho lo autobiográfico y lo político son sólo el decorado para un sencillo argumento; los dos muchachos de ciudad sobreviven con dignidad a las penalidades de su reeducación, se valen de los recursos que les hacen superiores a los aldeanos de la montaña - su capacidad narrativa, su violín, su despertador... - y conocen a una bella chica, que más parece una dulce princesa que una joven pueblerina y se enamoran de ella. Al mismo tiempo la novela es un canto a la amistad y la lealtad entre los dos chicos, Luo y el narrador. Pero si la historia es posible es gracias a la literatura. Una secreta maleta llena de libros de autores occidentales del siglo XIX les dota de historias que les permiten olvidar las dificultades diarias, embelesar relatándoselas a su costurera, afrontar su proceso de reeducación de manera que puedan superarlo;
Era para mí el libro soñado; al acabar de leerlo, ni la maldita vida ni el maldito mundo volvían a ser como antes".
El poder que posee la literatura para cambiarnos la vida. Y por encima de todo se la cambia a la joven costurera a la que enseña cosas que no tienen precio y la lleva a tomar valientes decisiones que nunca hubiera imaginado antes de conocer a Luo, a su amigo y a Balzac.
El propio Dai Sijie, director de cine antes de meterse a novelista, llevó Balzac... al cine en 2002.

lunes, 8 de abril de 2013

Henning Mankell, Daisy sisters

Mujer paseando por Boras en los años 50.
Resulta que la vida en Suecia no era como la imaginábamos. Nos ayudó a comprenderlo nuestra integración en Europa y, por si nos quedaban dudas, la recepción de la literatura escandinava que se ha producido en los últimos doce años. Tiene ahí lugar preferente Henning Mankell (Estocolmo, 1948), cuya magnífica y prolífica obra no acaba, ni mucho menos, en Wallander.
Daisy sisters, aunque publicada por primera vez en castellano por Tusquets en 2011, es una de las primeras novelas de Mankell; apareció en Suecia en 1982. Con una cruda objetividad narrativa que hace mucho más conmovedora la dureza de lo narrado, Daisy sisters nos relata la vida de las mujeres suecas de clase obrera entre 1941 y 1981 (en esos años en que nosotros pensábamos que el paraíso se llamaba Suecia).
Un ejercicio escolar, el de cartearse con alguien de otro instituto de otra ciudad, forja la amistad entre Elna y Vivi, que deciden conocerse por fin y realizar un viaje en bicicleta durante el verano de 1941. Como un juego entre amigas deciden ponerse un nombre que identifique y selle su amistad y así se autodenominan, al modo de los grupos musicales de la época, las Daisy sisters. Durante su viaje conocerán a unos soldados y uno de ellos violará a Elna, que queda embarazada. Tiene diecisiete años. Acompañaremos a Elna en su sórdido y fracasado intento de abortar, en el que casi pierde la vida, y en el nacimiento de su hija Eivor.
Nos toca, a estas alturas de la novela, superar el desconcierto de comprobar que las protagonistas de Daisy sisters no son las Daisy sisters, ni Elna ni Vivi, sino Eivor. Eivor, una chica rebelde que no comprende a su madre y cuya vida, como demostración de que para la clase obrera no se inventó la felicidad sino el sufrimiento continuado y repetido, queda truncada al ser también violada quince años después que Elna. En 1960 Eivor se traslada a Boras para trabajar en una de las industrias textiles de la ciudad. La vida es dura para una chica joven y sola. Con ella en Boras, y más tarde en Borlänge, descubriremos las duras condiciones laborales, a pesar de los gobiernos socialdemócratas, de los obreros suecos, las muertes por amianto - cuyos efectos conocían pero ocultaban los directivos y médicos de las empresas -, las dificultades duplicadas de la vida de las mujeres obreras, el machismo siempre presente en la sociedad, en el trabajo y en casa, la repugnante lacra del maltrato, los embarazos que, muchas veces inoportunos - llegan incluso cuando una ha decidido retomar los estudios que nunca acabó -, deseados o no, marcan, mediatizan y trastocan decisivamente la vida de las mujeres.
Daisy sisters es una novela social que retrata la dura vida de la clase obrera durante la segunda mitad del siglo XX, la dura vida de la mujer de clase obrera durante la segunda mitad del siglo XX. La historia que nos cuenta Daisy sisters, la de Elna, Eivor y las demás mujeres de la novela, es una historia dura y muy conmovedora, de esas que no nos dejan indiferentes, de esas en las que sufrimos junto a sus protagonistas y nos deja "tocados" al acabar de leerla.

jueves, 4 de abril de 2013

Laurent Binet, HHhH

Mercedes de Heydrich tras el atentado.
Durante los últimos setenta años, la Segunda Guerra Mundial ha sido fuente inagotable para la literatura y el cine. Gracias a ello nuestro imaginario colectivo nos permite estar bastante informados sobre la Alemania nazi, el Holocausto, la playa de Omaha y Normandía, los pilotos de la RAF, la resistencia francesa, la geografía del Pacífico desde Pearl Harbor hasta Iwo Jima pasando por el río Kwai... Sin embargo, sabemos menos sobre lo ocurrido en el este de Europa, empezando por los territorios de Austria y Checoslovaquia anexionados al Reich antes del comienzo de la guerra; lugares como Babi Yar o Lídice nos resultan menos familiares que los antes citados, personajes como Jan Kubis más desconocidos que Ana Frank.
HHhH (Seix Barral, 2011) viene a paliar nuestro desconocimiento sobre la Checoslovaquia ocupada por los nazis. La novela nos relata la Operación Antropoide. Edvard Benes, el presidente checoslovaco en el exilio, preocupado porque su joven república fuera ninguneada por sus aliados tras la guerra, ideó Antropoide con el fin de que la contribución checoslovaca a la victoria fuera si no decisiva - que era imposible - sí recordada - por significativa -. El objetivo de la operación era atentar en Praga contra la vida de Reinhard Heydrich. Para ello se entrenó en Inglaterra a dos hombres (uno checo, Jan Kubis, y otro eslovaco, Jozef Gabcik, para subrayar la unión de las dos partes de la federación checoslovaca) que fueron lanzados en paracaídas sobre Bohemia el 28 de diciembre de 1941. Gabcik y Kubis llevaron a cabo su misión el 27 de mayo de 1942. Heydrich resultó herido y aunque parecía que se recuperaría sin grandes problemas, una infección quirúrgica, que no se pudo afrontar por carecer los alemanes de penicilina, causó su muerte el 4 de junio. Como represalia ejemplar, las autoridades nazis decidieron asesinar a todos los habitantes de Lídice y destruir el pueblo. Sin embargo no lograron capturan a Gabcik y Kubis hasta el 18 de junio, delatados por un traidor. Asediados por ochocientos soldados alemanes resistieron casi doce horas en la iglesia de san Cirilo y san Metodio en que estaban refugiados.
Heydrich era el número dos de las SS - tras Himmler - (el acrónimo HHhH hace referencia a la frase Himmlers Hirn heisst Heydrich - el cerebro de Himmler se llama Heydrich - que se decía en las SS), jefe de la Gestapo y Protector de Bohemia-Moravia. Heydrich fue también quien propuso en la Conferencia de Wannsee (20 de enero de 1942) el proyecto de la Solución Final; el proceso de "industrialización" que permitiría matar a once millones de judíos evitando a los soldados el desgaste psicológico de los múltiples fusilamientos masivos. Fue el único de los grandes jerarcas del nazismo muerto en un atentado.
Laurent Binet (París, 1972) ha querido honrar la memoria de Gabcik y Kubis y de cuantos colaboraron en Antropoide. Por ello ha querido, ante todo, dejar claro que cuanto nos cuenta su novela no es ficción, fruto de su imaginación, adorno gratuito, licencia literaria, sino relato fiel de aquello de lo que se ha documentado con todo el rigor que ha podido. Para lograrlo ha dado a su novela la técnica y la estructura narrativa del docudrama y el making of. Nos va contando desde el primer momento, al tiempo que avanza en el relato de los hechos, la propia evolución de su investigación, sus dudas en la elaboración de la narración, sus errores y contradicciones en lo ya escrito - sin volver atrás para rehacerlo -, mientras el libro avanza hacia sus dos grandes escenas; el atentado y el asalto a la iglesia de san Cirilo y san Metodio. Es precisamente en la técnica narrativa donde radica el acierto de esta interesante novela que ganó en 2010 el Premio Goncourt a la primera novela.
En el vídeo una reconstrucción del atentado contra Heydrich del canal Historia:

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