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| Muchachos de un reformatorio británico haciendo gimnasia. |
Se cumplen hoy tres años del fallecimiento de Alan Sillitoe (Nottingham, 1928 - Londres, 2010). Sillitoe es uno de los Jóvenes Airados que, a mediados de los años cincuenta. llevaron la literatura inglesa por el camino del realismo social. El movimiento comienza en el teatro - John Osborne - y culmina en el cine - Free Cinema -. Los Jóvenes Airados lo estaban con la sociedad inglesa, anclada en valores tradicionales ya caducos, y, por ello, centraban su atención en las condiciones de la vida cotidiana de las clases obreras. Localismos aparte, lo mismo que en esos mismos años expresan la literatura española y el cine neorrealista italiano; el desencanto, la falta de expectativas de los jóvenes obreros, el desarraigo social, el rechazo de los valores imperantes...
Las dos primeras obras, redactadas mientras vivía en Mallorca, de Alan Sillitoe son también las más importantes; Sábado por la noche y domingo por la mañana (1958) y La soledad del corredor de fondo (1959). Ambas recientemente reeditadas por Impedimenta. Hay de ellas varias ediciones anteriores. Las adaptaciones cinematográficas de estos relatos de Sillitoe son también lo más destacado del Free Cinema.
La soledad del corredor de fondo es un libro de relatos al que da título el primero y más largo de ellos, del que podríamos decir que constituye una novela corta. El protagonista de este relato es Colin Smith, un chico de diecisiete años - de Nottingahm como Sillitoe y sus demás protagonistas - que ha ingresado en el reformatorio como consecuencia de un robo. Dadas sus condiciones "innatas" de corredor -
Colin Smith se inscribe así en una lista de rebeldes sin causa - o con ella - que en esos mismos años inaugura Holden Caufield en El guardián entre el centeno (1951) de D. J. Salinger y continúan el Jim Stark protagonizado por James Dean en Rebelde sin causa (1955) o el Antoine Doinel de Los cuatrocientos golpes (1959) de Truffaut.
La soledad del corredor de fondo está narrada en primera persona por Colin Smith con un lenguaje vivo, natural y creíble. Precisamente, de los demás relatos del libro, son los que también están narrados en primera persona los que resultan más interesantes; El cuadro del barco de pesca, Una tarde de sábado, La deshonra de Jim Scarfedale, y Declive y fracaso de Frankie Buller, lleno de datos inequívocamente autobiográficos.
Las dos primeras obras, redactadas mientras vivía en Mallorca, de Alan Sillitoe son también las más importantes; Sábado por la noche y domingo por la mañana (1958) y La soledad del corredor de fondo (1959). Ambas recientemente reeditadas por Impedimenta. Hay de ellas varias ediciones anteriores. Las adaptaciones cinematográficas de estos relatos de Sillitoe son también lo más destacado del Free Cinema.
La soledad del corredor de fondo es un libro de relatos al que da título el primero y más largo de ellos, del que podríamos decir que constituye una novela corta. El protagonista de este relato es Colin Smith, un chico de diecisiete años - de Nottingahm como Sillitoe y sus demás protagonistas - que ha ingresado en el reformatorio como consecuencia de un robo. Dadas sus condiciones "innatas" de corredor -
correr siempre había sido algo importante para nuestra familia, especialmente correr huyendo de la policía".- el director le ofrece la oportunidad de ser una persona honrada y le permite entrenar cada mañana al aire libre, al margen de las jornadas de trabajo de los otros muchachos, para que consiga ser el ganador, en representación del centro, del concurso anual de cross de reformatorios. Colin aprovecha la soledad del corredor de fondo para pensar mientras corre porque
Es un lujo ser un corredor de fondo, ahí fuera, solo en el mundo, sin un alma que te ponga de mal humor o que te diga qué tienes que hacer o que hay una tienda en la que entrar a robar un poco más atrás, en la siguiente calle. A veces pienso que nunca soy tan libre como durante ese par de horas que troto por el sendero fuera de las verjas y doy vueltas alrededor de ese roble pelado y barrigón que hay al final".Todo estupendo si no fuera
Porque, tras darle tantas vueltas, me he dado cuenta de que [ser honrado] resulta ser algo que no vale para mí, teniendo en cuenta dónde nací y dónde me crié. Porque otra cosa que la gente como el director nunca comprenderá es que yo soy honrado, vaya que lo soy, nunca he sido otra cosa sino honrado, y siempre lo seré".Pensando mientras corre también comprende Colin que ellos (la gente como el director) y él están y estarán siempre en guerra, pertenecen a mundos distintos y confrontados y tienen conceptos distintos y confrontados sobre qué es ser honrado. Colin Smith seguirá corriendo y pensando hasta el día culminante de la carrera de ocho kilómetros campo a través del Premio Banda Azul para todos los correccionales de Inglaterra. Naturalmente, no os voy a contar aquí ahora qué ocurre en la carrera. No me parece honrado.
Colin Smith se inscribe así en una lista de rebeldes sin causa - o con ella - que en esos mismos años inaugura Holden Caufield en El guardián entre el centeno (1951) de D. J. Salinger y continúan el Jim Stark protagonizado por James Dean en Rebelde sin causa (1955) o el Antoine Doinel de Los cuatrocientos golpes (1959) de Truffaut.
La soledad del corredor de fondo está narrada en primera persona por Colin Smith con un lenguaje vivo, natural y creíble. Precisamente, de los demás relatos del libro, son los que también están narrados en primera persona los que resultan más interesantes; El cuadro del barco de pesca, Una tarde de sábado, La deshonra de Jim Scarfedale, y Declive y fracaso de Frankie Buller, lleno de datos inequívocamente autobiográficos.



